El objetivo se basa en la fe y devoción a la Virgen de Chaguaya, cuyo templo se encuentra en la comunidad del mismo nombre ubicada a 60 kilómetros de la ciudad de Tarija por carretera y 52 por la ruta de peregrinación.
Como hace siglo, ayer el peregrino eligió hacer este recorrido a pie como una especie de sacrificio y prueba de fe y amor a Dios y a la mamita de Chaguaya, como se denomina a la Virgen en Tarija.
Antonio es un joven de 20 años que ha hecho el recorrido cuatro veces pero solo dos veces logró llegar. “Yo voy como parte de una tradición pero tengo fe en la Virgen de Chaguaya, así que cuando voy primero rezo a la Virgen antes de partir, en la gruta que está en el puente”, señala.
La caminata inicia en el puente Peregrino que fue construido para que los fieles pudieran atravesar el río de manera más cómoda al salir de la ciudad. El recorrido dura, aproximadamente, 12 horas y para hacerlo sin contratiempos se requiere tomar en cuenta algunos aspectos como el clima, ya que la mayor parte del trayecto se lo hace durante la noche cuando bajan las temperaturas debido a la temporada invernal.
Es recomendable llevar siempre ropa abrigada aunque este año se ha pronosticado entre 26 y 29 grados. “Hay que abrigarse de modo que uno pueda quitarse la chamarra y caminar cómodo cuando ya amanezca y suba la temperatura, es decir, es bueno usar varias capas de ropa”, explica Sandra, quien va cada año desde hace tres años.
Es importante aprovisionarse de agua, algún refrigerio liviano y fácil de transportar y algo energizante como dulces o chocolates para soportar la caminata aunque en el recorrido es posible encontrar lugares en los que se distribuye o vende alimentos.
Según una leyenda, un día de 1750, una pareja de pastores volvía de su trabajo, comentando la difícil situación por la sequía de ese año. La única salvación de los cultivos y de los animales, sería una lluvia. Se hizo de noche y la pareja apuraba el paso con sus ovejas y cabras. De pronto, ambos divisaron no muy lejos, un resplandor; curiosos se detuvieron para luego dirigirse hacia la luz.
Conforme se acercaban, la luz se hacía multicolor y los rayos se entrelazaban dando una visión maravillosa. Ambos quedaron absortos contemplando este juego de luces que en forma paulatina dio paso a una bella imagen de la Virgen Maria en la copa de un molle. Cayeron de rodillas y besaron el suelo exclamando “¡Virgencita mía, bendito sea Dios!” Al levantar la cabeza vieron que la imagen ya no estaba.
Al siguiente día con las primeras luces del alba, fueron al lugar de la aparición: allí estaba la imagen. Se la llevaron a su rancho, colocándola en un lugar de preferencia. Una vez que los vecinos se anoticiaron acudieron a la casa para venerar a la Santísima Virgen, pero se encontraron con la sorpresa de que la imagen había desaparecido. Rápidamente todos fueron al lugar de la aparición. En efecto, la imagen reposaba en el frondoso árbol, envuelta en un rayo de luz. De rodillas, oraron toda la noche, y se fueron sumando otros lugareños. Le prometieron construir una capilla en ese mismo lugar. (El País Plus)
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