jueves, 25 de junio de 2015

Papa pide una revolución que evite el "destrozo" del planeta

El Papa pide una revolución que evite el "destrozo" del planeta

Habemus un Papa eco-amigable, y hasta eco-revolucionario, si se quiere. Con encíclicas tan combativas como la última, dedicada a la protección del medio ambiente casi a ultranza y dirigida a católicos y no católicos, no cabe afirmar otra cosa.

Titulada "Laudato Si" (traducido como "Alabado seas"), la encíclica es una leída de cartilla en toda regla a las barbaries que el ser humano comete contra el entorno y, por lo tanto, también contra sí mismo. "Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos", se lamenta.

CRIMEN ECOLÓGICO Y SOCIAL

La encíclica (una carta solemne dirigida a los obispos y fieles considerada el documento más importante escrito por un pontífice), y también la audiencia papal en torno al tema, sin embargo, tienen poco de lamento y mucho de denuncia. En ambas apela a la "responsabilidad" de políticos, grandes contaminadores y ciudadanos ante el "destrozo del planeta".

El Papa pide una revolución que evite el "destrozo" del planeta.

Para el Papa, la crisis ecológica y social van unidas, y las principales víctimas son los más pobres, los países menos desarrollados y las personas que viven en la marginación. En la encíclica se hace hincapié en problemas de contaminación, en la degradación ambiental y el calentamiento global, así como en la necesidad de preservar la biodiversidad.

Solo una "revolución cultural" podría alejarnos del abismo al que nos acercamos. A su juicio, todos podemos contribuir, incluyendo al ciudadano de a pie, al que anima a llevar un estilo de vida más sostenible, evitando el voraz consumismo y llevando a cabo gestos cotidianos verdes como compartir coche, no comprar compulsivamente o la reducción de desechos.

Podemos contribuir y tenemos la obligación moral de hacerlo, habida cuenta de que "el ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, solo puede terminar en catástrofes".

El Papa pide una revoluciónque evite el "destrozo"del planeta. De no producirse ese cambio, podemos ir despidiéndonos del mundo tal y como lo conocemos. El futuro no será otro que un paisaje caótico, un desastre ambiental que acabará convirtiendo el planeta en un gigantesco "depósito de escombros".

¿?Y algo concreto?

¿Pero, de qué sirven realmente las palabras del Papa Francisco? Como máximo representante del catolicismo no cabe duda de que sus palabras aspiran a ejercer una gran influencia entre sus fieles y, por otra parte, como líder de opinión también está considerado como uno de los más influyentes del mundo. Por lo tanto, como altavoz para sensibilizar sobre causas ambientales, no tiene precio.

Recordemos que anteriores Papas se pronunciaron a favor de la protección del entorno, como por ejemplo Benedicto XVI, quien también aprovechó el interés mediático que suscitó en su día la Cumbre climática de Copenhague para hacer un llamamiento a los jefes de Estado y a las organizaciones internacionales a "asumir la responsabilidad de la crisis medioambiental y el reinado del consumismo". Está siendo común, en los últimos años, que la ecología forme parte de la agenda de políticos y líderes religiosos. Lo verde vende, y eso vale su peso en oro.

¿Pero, acaso la Iglesia va a liderar o amparar esa revolución cultural que se pide? Quizá a nivel ambiental y desde el mundo de las ideas lo hagan, pero lo cierto es que los intereses creados y la contaminación están muy vinculados, al tiempo que la Iglesia es una institución inmovilista, muy poco amiga de los grandes cambios?

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