lunes, 6 de abril de 2015

La fiesta de Semana Santa tiene distintos matices en áreas urbanas y rurales



Pasar el preste del Estandarte y jugar a hurtar productos de la cosecha son algunas tradiciones de Semana Santa en el departamento de La Paz, además de las procesiones, que recrean el viacrucis de Jesucristo, y las peregrinaciones a santuarios.

El libro Semana Santa en la ciudad de La Paz, que fue elaborado este año por la Alcaldía paceña, y cuyo investigador es David Mendoza —quien hizo mención para su texto a la estudiosa Judith López (2011)— recoge fiestas populares que se realizan en Viernes Santo y Domingo de Resurrección.

En las zonas de Challapampa (actualmente Villa Victoria) y Callampaya (Cementerio General) existen grupos de carniceros que acostumbran a darle un matiz diferente al Viernes Santo, pues realizan el preste del Estandarte, que comienza con una procesión que recorre el centro de la ciudad hasta el templo de San Sebastián (plaza Alonso de Mendoza) con la imagen de la Virgen Dolorosa.

Posterior a las actividades religiosas, los prestes y sus invitados se retiran a un salón velatorio donde se tocan marchas fúnebres y boleros. El Domingo de Pascua, luego de asistir a una segunda misa en el mismo templo, el grupo se marcha a un salón donde hay orquesta, comida y bebida.

OFRENDA. “(El viernes) la mujer del preste lleva un corazón de terciopelo rojo, llamado ‘panal’, con ofrendas y cubierto de joyas de oro, topos y anillos (...). (El domingo) de la zona del Cementerio baja una tropa de varones vestidos de ch’uta y otros con sombrero y poncho de vicuña, acompañados de mujeres denominadas patak polleras (...) con 20 polleras (...)”, indica el libro.

La peregrinación de citadinos al santuario de Copacabana es otra costumbre, al igual que el recorrido durante siete jueves, anteriores a la Semana Santa, a la iglesia Señor de la Exaltación (Obrajes). La visita a las 14 iglesias el Viernes Santo es otra actividad.

En el área rural las costumbres son un tanto diferentes. El antropólogo Milton Eyzaguirre, del Museo de Etnografía y Folklore, detalló que en la mayoría de los pueblos del altiplano los comunarios asisten de luto a las misas para recordar a los difuntos, el Jueves Santo.

Agregó que también se entregan pan por rezos, como en la fiesta de Todos Santos, aunque la práctica ya no es muy común. El Viernes Santo sobresale, según Mendoza, por el juego de “hurto” de papas, cebollas, arvejas e incluso choclos de los cultivos.

“Ese día Jesús ha muerto, y dicen que no verá los pecados humanos, por eso hay el hurto que en realidad es un juego”, indicó a tiempo de especificar que se da en las provincias paceñas de Omasuyos, Muñecas e Inquisivi. Por otro lado, ya sea miércoles o Jueves Santo, los comunarios se trasladan a los cerros para encender mesas (ofrenda) como ritual y compartir variedad de comida.

Devoción a esculturas religiosas

Ferias

En Obrajes se construían andas (objetos para trasladar imágenes) adornados con flores para la procesión del Domingo de Resurrección, que se realizaba por las plazas.

Heridas

Hace 50 años los devotos católicos solían frotar con algodón las heridas de las imágenes santas para representar el anhelo de la curación.

Devotos sacrifican víboras y visten de luto en el valle

Al ser identificada la serpiente como un ser maligno que tentó a Adán y Eva, en el área rural de Cochabamba una de las tradiciones en Semana Santa es sacrificarlas. Sandra Cartagena, diputada cochabambina por el MAS, relató que en Viernes Santo es costumbre que los fieles suban a los cerros por víboras.

“En las montañas del campo buscan víboras y cuando las encuentran las matan. En esta parte se cree que podrán vencer al enemigo (Satanás) de esa forma o que se les perdonará los pecados. A veces las encuentran, otras no”, señaló la diputada. Algunas capillas celebran misas con creyentes vestidos de negro, como muestra del luto por la muerte de Cristo. En ese lugar consumen platos sin carne. “No hay bebidas alcohólicas, no se discute y se cumple con la religión”.


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