Francisco será recibido con tinku, chacarera y morenada cuando ponga los pies en el penal más grande del país.
Aproximadamente 30 reclusos, 15 hombres y 15 mujeres, desde la semana pasada se encuentran ensayando danzas folclóricas nacionales, incluso a partir de la medianoche, para no armar mucho alboroto, aunque los bailarines no saben para qué lo hacen, ya que se quiere mantener la reserva. La mayoría cree que se lucirán en los actos cívicos que se realizan desde hace un tiempo todos los lunes.
Fue precisamente el Día del Padre cuando, a convocatoria de la hermana italiana Anna Luisa Carozone, encargada del colegio Luz y Esperanza del PC4, se reunieron los representantes de la pastoral carcelaria, de la Gobernación, de Régimen Penitenciario, maestros, el exgobernador del Penal Freddy Chinchilla y la Regencia de Régimen Abierto.
Ahí recibieron una buena noticia, aunque sin certezas, en busca de lograr la más absoluta reserva. La religiosa informó a los presentes sobre la probabilidad de que el papa Francisco visite Palmasola, y para ello pidió preparar algunos números.
Relativo hermetismo
Jorge López, director nacional de Régimen Penitenciario, dice que la agenda tentativa enviada desde El Vaticano contempla la visita de Francisco al penal, pero aclara que tendrá la confirmación a más tardar mañana.
Mientras tanto, la Iglesia católica es más cauta; su vocero, Erwin Bazán, espera arrojar datos precisos hasta el viernes, cuando finalice la Asamblea de la Conferencia Episcopal. No obstante, desde la regencia del penal se conoció que la visita está confirmada y que los reclusos no solo bailarán para el sumo pontífice, sino que también le darán a conocer la crítica situación que viven en todo el territorio nacional, especialmente de hacinamiento
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