domingo, 9 de noviembre de 2014

San Martín de Porres: 50 años de obra misionera inspirada en "Fray Escoba"

Hablar de Fray San Martín de Porres o conocido como "Fray Escoba" un religioso peruano de la orden de los dominicos, es imaginar toda una vida dedicada al cuidado, ayuda y protección de las personas, pues su vida estuvo llena de amor al prójimo y a los animales, es por esta razón que fue el primer santo mulato a nivel de América, hijo de un español y una sudamericana, que consagró su vida a la iglesia en busca de mejorar el bienestar de la gente que necesitaba de una mano protectora.

Con esta base y principios que dejó como legado Fray San Martín de Porres, fue erigida la parroquia que lleva su nombre y que fue creada el 3 de noviembre de 1964, tras ser construida en un terreno donado por el propietario de la Fábrica de Chocolates, Juan Segura, quien era devoto del santo mulato, motivo por el que se designó con este nombre a la obra de Cristo y que continúa evangelizando a la población en sus dependencias ubicadas en la avenida 6 de Agosto y Rodríguez.

La creación de la parroquia se realizó gracias al impulso de sacerdotes españoles al ver que donde terminaba la ciudad de Oruro en la zona Este y donde se encontraba la línea férrea, se necesitaba una pastoral, tomando en cuenta que todas las iglesias fueron creadas en el centro de la ciudad tales como la Rotonda, Catedral, Santo Domingo, San Juan de Dios y otras.

Posteriormente se creó la Iglesia de San Gerardo de la cual se desmembró la Parroquia de San Martín de Porres, a gestión que realizó el sacerdote Javier Seijo sacerdote español ante el vicario de la Diócesis de Oruro, Monseñor José Luis Irizar.

Estos dos religiosos fueron las piezas fundamentales para erigir la nueva parroquia que se denomina hasta nuestros días como San Martín de Porres, lugar desde el cual continúa el trabajo evangelizador que tuvo la ayuda de las religiosas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, que apoyaron al trabajo emprendido por el sacerdote Javier Seijo con la creación de la escuela San Martín de Porres, que pasado el tiempo cambió su nombre a Virgen del Mar como es conocido actualmente.

A la vez, las religiosas lograron la apertura de la posta sanitaria que continúa funcionando para atender a la población de este sector, que era marginal y que necesitaba de este servicio indispensable para su salud.

Es de esta manera cómo el trabajo misionero fue creciendo, con la labor de algunos sacerdotes que fueron designados como párrocos, entre ellos el padre Erasmo Flores, que presidió el trabajo pastoral por más de diez años, tiempo en el que logró formar una iglesia llena de amor al prójimo logrando que familias íntegras sean partícipes de la obra de Cristo asistiendo a las actividades de la parroquia y de la iglesia en general.

Posteriormente, fue nombrado como párroco de San Martín de Porres, monseñor Tomás Chávez, que durante su estadía logró afianzar el cariño, amor y devoción por San Martín de Porres, atendiendo y ayudando a los feligreses que necesitaban de una mano amiga.

Después fue designado como párroco el padre Florencio Torres, en dos oportunidades, la primera logró unir más a la iglesia e incentivar a los feligreses a seguir los pasos de San Martín de Porres, concretando misiones para llevar la palabra de Dios y continuar el trabajo misionero haciendo conocer su obra.

El padre Florencio Torres de esta forma inició el trabajo, como él manifiesta, de una iglesia misionera, logrando la apertura y creación de otros templos con el objetivo de evangelizar a la población, tal el caso de la creación de dos parroquias en la zona Este; la primera designada con el nombre de Concepción que se concretó gracias al apoyo de la iglesia española que al conocer de la labor que emprendió el padre Florencio brindó un apoyo desinteresado.

Continuando con la labor misionera que es como denomina al trabajo que realizan a partir de la parroquia, el Padre Florencio logró la creación de otra comunidad denominada Santa Rosa, en la urbanización que lleva el mismo nombre, un proceso que se inició en el año 1993 y que concluyó el año 2000.

Por estos logros, el padre Florencio asegura que la parroquia de San Martín cumple un trabajo misionero pues como hacía Cristo, se lleva a los lugares más recónditos la palabra de Dios.

"Por esto llamo a la parroquia misionera porque se realiza el servicio social logrando que instituciones y organizaciones lleguen para apoyar a las personas que necesitan de la palabra de Cristo, un trabajo que tiene el apoyo especial de Francisco Martínez y la señora Nancy Espinoza que desde hace 10 años me apoyan en las inquietudes que tengo", manifiesta el Padre Florencio.

Es así como poco a poco y de manera silenciosa se logró cumplir 50 años llevando la palabra de Dios a urbanizaciones alejadas del centro de la ciudad, una satisfacción especial de Padre Florencio que pretende seguir los pasos de San Martín de Porres, un mulato que dio su vida por la gente necesitada económicamente, necesitada de la palabra de Cristo y necesitada del amor de la iglesia.

Son cincuenta años de caminar juntos como misioneros de Cristo en la vida del pueblo y como dice Mateo en su capítulo 11 versículo 25 "Padre del cielo y la tierra, yo te doy gracias porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios e inteligentes y las revelaste a la gente sencilla", una frase elegida por el Padre Florencio en el homenaje que realiza a las Bodas de Oro de la parroquia.

De esta labor misionera que cumplió 50 años el 3 de noviembre, queda la satisfacción de seguir el legado San Martín de Porres a través de las Comunidades Eclesiales de Base, Pastoral Familiar, Pastoral Juvenil, Ministerio de Música, Monaguillos, Grupo Mariano, Infancia Misionera y el Apostolado de la Nueva Evangelización.

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