La fe en la Patrona de la Integración Nacional mueve a los feligreses de distintas partes del mundo, que incluso piden favores a través de cartas y fotografías.
Son innumerables los milagros que se le atribuyen a la Virgen de Urcupiña por los creyentes. Por ello, miles se dan cita en el Calvario para hacer peticiones y dar sus agradecimientos.
Innumerables son los milagros, sobre todo materiales, que se atribuyen a la Virgen de Urcupiña, en favor de los creyentes cochabambinos, bolivianos y del exterior del país.
Esta festividad es la más grande de la Iglesia católica que se realiza en el país, y desde hace 8 años no solamente convoca a los feligreses, sino también a las advocaciones marianas de Bolivia y el mundo.
La fe y devoción por la imagen de la Virgen de Urcupiña, que celebra su fiesta el 15 de agosto, es cada vez más grande y, por ello, los favores son solicitados a larga distancia.
Una gran cantidad de fotos con mensajes y cartas llegan hasta el templo de San Ildefonso, en estas fechas, para pedir favores a la Patrona de la Integración Nacional.
Las peticiones son puestas a los pies de la Virgen y se celebra una misa especial cada 16 de agosto.
“Mamita, mantén a mi familia unida y que el amor siempre permanezca entre nosotros”, es la petición de una pareja de argentinos que envió su foto a San Ildefonso.
Como esta súplica, muchas otras peticiones se realizan a través de cartas o por internet en la página web: www.urcupina.com.
El vicario parroquial de San Ildefonso, Rolando Villavicencio, explica que los milagros que obró la virgen son especialmente para salud y, en algunos casos, pedidos de algún bien que requiera una persona.
Añade que hay personas que no tienen posibilidades de adquirir una casa o un vehículo y creen que basta con pedírselo a la Virgen en el cerro de Cota para que el deseo se les cumpla.
Otros pedidos frecuentes son para salud y la adquisición del título de bachiller o de alguna carrera.
“Muchas de las personas que acuden, vienen a dar gracias por los favores recibidos”, menciona Villavicencio.
LA HISTORIA
La leyenda de la Virgen de Urcupiña se remonta a la época de la Colonia. Una pastorcita tenía encuentros con una señora y su hijo.
La niña contaba a sus padres que la señora era muy linda y que ella jugaba con el hijo de la mujer.
Un día en que la pastorcita llegó tarde a su casa, sus padres la cuestionaron y ella les pidió que fueran a ver a la señora y a su hijo hasta el cerro.
Para convencerse de lo que la niña decía, los padres subieron a la colina y vieron asombrados cómo la pequeña descendía exclamando ¡Orqopiña!.. ¡Orqopiña!, alcanzando a ver una imagen celestial que se esfumaba entre los algarrobales, cactus y ululas.
Convencidos de que la visión era extraña, corrieron al pueblo. Al llegar dieron parte al párroco, quien convocó a los pobladores, y junto con otras autoridades, acudieron al lugar del prodigio frente a la ranchería de Cota… La multitud bulliciosa trasladó esta imagen a la capilla de Quillacollo y desde entonces es conocida como la Virgen de Urcupiña, cuenta Mercedes Anaya de Urquidi en su libro acerca de la leyenda.
Luego la palabra Orqopiña se castellanizó a Urcupiña y se le dio ese nombre a la Virgen.
En el lugar donde la Virgen visitaba a la pastorcita se construyó un templo y cada 15 de agosto se celebra su fiesta.
Aunque no hay certeza respecto a la fecha exacta del reconocimiento oficial de la Virgen de Urcupiña, como imagen auténtica mariana, según algunas fuentes está establecido que su culto se remonta a la época de la Colonia, siglo XVI. Sin embargo, no existe un sólo documento que apoye fehacientemente esta afirmación, es más posible que el culto se haya iniciado hacia mediados del siglo XVIII, según la información proporcionada por el representante del templo de San Ildefonso de Quillacollo.
GUERRAS
Una historia que se cuenta de la Virgen es la de los soldados quillacolleños alistados en el Batallón Aroma, que perteneció al Regimiento Colorados. Al partir a la Guerra del Pacífico éstos pidieron la protección de la Virgen de Urcupiña y se llevaron consigo una imagen bordada en tela. Al retornar, muchos de los participantes en el conflicto bélico comentaron que la patrona acudió en su ayuda.
Durante el conflicto bélico del Chaco fue también importante la Virgen, pues en ese tiempo los soldados nombraban madrinas de guerra. Éstas, con amor y fe en los milagros de la Virgen de Urcupiña, prendían en el pecho de los soldados un escapulario con esta imagen y su bendición para que les acompañe en los campos de batalla.
En la década de los 70, la Fiesta de Urcupiña se llenó de cruceños, la mayoría de ellos comerciantes que llegaban a prestarse dinero. Así el culto a la Virgen abrió tres ministerios: de Finanzas, Vivienda y Transporte, porque la gente llegaba a pedir plata, casa y vehículo.
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