¿Ha pecado usted mucho en los últimos meses? Algunos rusos creen que hay una manera de limpiar esas manchas en el alma: una zambullida en el agua que hay bajo el hielo. La Epifanía es una jornada en la que se rememora el bautismo de Jesús por San Juan Bautista en el río Jordán. Claro que seguramente el profeta y los suyos no estaban a -13 grados como sucede hoy en Moscú. En otros lugares como San Petersburgo los termómetros marcan unos 18 grados bajo cero y en Javarovsk (oriente de Rusia) se registran unos -30.
Cualquier agua helada vale: pozas, estanques, ríos e incluso claros en el mar. Las autoridades de Moscú vaticinaban que hoy se podía lograr un nuevo récord en el número de participantes en las tradicionales zambullidas en agua helada. En 2012 fue de 120.880 personas, así que las autoridades locales han habilitado 54 lugares para el baño bautismal en la capital, de los que el más grande tiene 25 metros de largo por cuatro de ancho, informa Efe.
Los popes bendicen con crucifijos de plata estos espacios, que tienen un vestuario para tratar de entrar en calor y un baño. Además, siempre hay un equipo de salvamento y otro sanitario, al tiempo que varios agentes de policía se ocupan de que ningún borracho se aventure en el agua. El procedimiento habitual es descender por una escalera de madera y sumergirse tres veces mientras te santiguas (si aciertas a hacerlo con el tembleque) y pides a Dios que te perdone por tus pecados mientras rezas por tu alma y la de los tuyos. Niños, adultos y viejos repiten la práctica cada año a lo largo y ancho de todo el país.
¿Qué se siente al zambullirse dentro del agua en un lago helado?
El los segundos previos, mientras se camina descalzo por la nieve, algo de incredulidad por lo que se va a hacer. El primer contacto con el agua es bastante duro, pero llegados a ese punto el cuerpo se ha enfriado ya bastante por la temperatura del aire, así que la diferencia de grados entre los pies recién sumergidos y el resto del cuerpo no es tan grande. A partir de ahí hay que dejarse llevar hasta entrar completamente en el agua. Lo que más recuerda este periodista de su ‘bautismo helado’ es la extraña sensación de estar braceando y pataleando en el agua y notar objetos flotar junto a tu cuerpo como si fuesen corchos, pero son témpanos de hielo que se mueven según te agitas tú.
Por lo demás, la cultura popular dice que es muy sano y que después te sientes limpio, que ayuda a enderezar el karma, que previene los catarros, las enfermedades coronarias, el desamor y hasta los derrames cerebrales. Así que los ‘morshí’(morsas), como se conoce en Rusia a los aficionados a los baños invernales a la intemperie, presumen de experimentar un ‘reinicio’ estimulante. Claro que muchas veces esta práctica se acompaña de abundante alcohol, lo cual contraviene en buena medida los buenos propósitos que la adornan.
Aunque los espectadores de medio mundo se maravillen por estos actos, los pastores almas no se dejan deslumbrar por esta juerga playera sobre el hielo. Como recordaba ayer un sacerdote en la prensa rusa «estos baños tienen una importancia secundaria para los feligreses, lo principal es que vayan a misa, se confiesen y comulguen
lavarse en un lago helado no va a limpiar nuestros pecados».
Pero el mito y la afición, muchas veces por simple muestra de bravura o curiosidad, no deja de crecer en un país en el que pasar frío es una de las pocas cosas que siempre será gratis y estará al alcance de cualquiera.
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