La polémica desatada por el libro biográfico del monseñor Tito Solari lejos de terminar, va en aumento porque el propio presidente Evo Morales y la ministra de Comunicación, Marianela Paco, arremetieron contra el obispo emérito de Cochabamba luego de que se conociera que éste advirtió sobre riesgos para la democracia en Bolivia.
Sin embargo, en el mismo libro biográfico Solari recuerda que fue mediador de conflictos entre Evo Morales y los gobiernos de turno y que el ahora Mandatario en diversas ocasiones acudió a pedir ayuda a los obispos porque creía que el imperio norteamericano quería eliminarlo.
"Al menos en tres ocasiones encontré a Morales, durante las Asambleas episcopales; él venía en su calidad de parlamentario, junto a sus sostenedores, sobre todo para pedir garantías y el apoyo de los obispos, porque se sentía amenazado de muerte por el imperio norteamericano", dice Solari en el libro que fue escrito por el sacerdote Ariel Beramendi.
A lo largo del capítulo denominado "Evo Morales y el amedrentamiento del Estado", Solari relata las veces que tuvo que actuar como mediador en los conflictos entre los cocaleros y los gobiernos.
Incluso, cuenta que "en algún momento de mi episcopado, corría la voz de que Evo Morales y yo manteníamos una amistad cercana, y, entre chiste y chiste, algunos hermanos me señalaban como el confesor de Morales, actual presidente de Bolivia". Aunque luego el mismo Monseñor aclara que no fue confesor de Morales porque éste siempre acudía a los encuentros acompañado e indica que "sería impreciso afirmar que en algún momento fuimos amigos, aunque reconozco su liderazgo social y su capacidad para entenderse con las masas que lo mantienen en la presidencia".
Solari recuerda que uno de los momentos significativos en su relación con Morales fue en noviembre de 2001 cuando gobernaba Jorge Quiroga. "En esa ocasión, se logró llegar a un acuerdo que debía convertirse en ley; los sindicalistas solicitaron que durante el tiempo de la elaboración de dicha ley —menos de un mes—, se detuviese la erradicación de la coca. Tuto Quiroga no aceptó esa petición y, en consecuencia, hubo enfrentamientos entre los productores de coca y las fuerzas del orden, lo que provocó varios difuntos y decenas de heridos", recuerda Solari.
"Jamás entenderé por qué un gobernante no es capaz de ceder un centímetro cuando puede hacerlo sin causar daño a nadie. No costaba nada suspender la erradicación por menos de un mes, para evitar la muerte de ciudadanos", dice el obispo en tono de crítica en contra de Jorge Quiroga.
Luego cita la conversación que tuvo con Morales en diciembre de 2001, cuando logró que el empresario Miguel Zambrana desistiera de una demanda en contra del líder cocalero.
"Entonces viajé a La Paz para abogar por una reconciliación en la que el empresario desistió su demanda", dice Solari.
En diciembre de 2010, "Morales insinuó expulsarme del país, sólo porque me hice eco de la preocupación de los maestros y de los padres de familia de la zona del Chapare, porque sus hijos están creciendo en un ambiente donde la realidad del narcotráfico es vista como algo cotidiano, lo que será muy difícil de erradicar", dice Solari.
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