Muchos saben que un lugar propicio para que sucedan sucesos extraños son los cementerios, especialmente en aquellos lugares donde están sepultadas muchas personas que han fallecido en diferentes circunstancias.
Sin embargo, desde hace varios años los cráneos o “ñatitas”, que pertenecieron a personas que murieron en soledad o fueron olvidados con el paso del tiempo, han sido rescatados y cada 8 de noviembre son recordadas a través de rituales ancestrales y misas celebradas en las capillas de los cementerios.
En Cochabamba, decenas de personas conmemoran la misa de las calaveras este 8 de noviembre y con ello cierran el culto a los difuntos. Este culto se sustenta en migrantes que trajeron el ritual de los andes, donde la tradición está más arraigada.
Yesmy Uría es de las primeras que comenzó con esta tradición en Cochabamba. Contó que cada año arma una mesa para Celso Sánchez, dos angelitos y don Teodosio; y, durante todo el año cuida que los cuatro cráneos tengan velas y oraciones.
Explicó que la creencia más arraigada es la de “tender la mesa el 1 de noviembre y levantarla al día siguiente. Pero las almas no se van ese día, sino el 8 y para despedirlas se hace la fiesta de la octava de las almas”.
Expansión de la fiesta
Una característica de este ritual es su expansión y la devoción creciente hacia a las denominadas almas olvidadas, entre ellas, la denominada “cholita sin nombre” y “la Shirley” de Sipe Sipe. Otro fenómeno más urbano es el del “minerito milagroso”
Aunque la devoción por estos íconos cobra mayor fuerza el Día de Difuntos, la creencia por ellas se expresa durante todo el año a través de visitas masivas a sus tumbas de personas que llegan ante ellos para pedir un sinfín de favores y posteriormente agradecer por todo lo recibido. Incluso, en el Cementerio General hay grupos de personas que llevan flores a la fosa común, pero, también hay quienes buscan a estas almas para hechizos y sucesos maléficos.
“Hay gente muy temerosa de las calaveritas, pero no hay nada de malo”, concluyó Yesmy Uría.
Rituales en diferentes lugares
“Ñatitas” o “tojlitos”
Decenas de personas conmemoran en Cochabamba, el 8 de noviembre, el culto a las calaveras o cráneos con misas que se celebran en la capilla del Cementerio General, durante gran parte del día.
Los cráneos más conocidos como “las ñatitas” son adornados para esta ocasión con sombreros y chalinas, si el difunto fue un varón; flores y coronas, para las difuntas. Todas llegan en sus urnas y luego son llevadas a fiestas, donde abunda la bebida, música y decorado fúnebre.
Las “almas olvidadas”
Desde hace un par de años las almas olvidadas del Cementerio General, que en su mayoría son indigentes que murieron y nunca fueron reclamados por un familiar, son visitadas por personas anónimas que en momentos de crisis buscan el auxilio de las almas; sin embargo, también son requeridas para hacer maldades, por lo que, los vigilantes del Cementerio extreman esfuerzos para evitar que seres con malas intensiones se acerquen a este mausoleo.
“La cholita sin nombre”
La devoción por esta mujer de pollera comenzó hace 22 años, cuando fue hallada muerta y carcomida por los perros en el río Sulti en San Benito; pero, recién hace un par de años se acrecentó su fama de milagrosa. Durante la festividad de Todos Santos su tumba fue visitada por decenas de personas, que le llevaron flores, velas y también un artículo relacionado con el favor recibido como zanahorias, en agradecimiento por la buena cosecha; y prendas, por las buenas ventas de los sastres.
“Shirley de Sipe Sipe”
Son decenas los que cada día acuden a las rocas, donde fue asesinada Shirley Quispe (18) y ahora hay una capilla, a pedirle favores al alma de “Shirley”. Según la historia la joven fue asesinada por su pareja, cuando tenía 8 meses de embarazo.
Tras el trágico final, sus familiares comenzaron a visitar el lugar y posteriormente desconocidos, que al relacionar su buena fortuna empezaron a propagar las virtudes de “la Shirley”.
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