El autor del monumento es el cochabambino Emiliano Luján. FUE EL ESCULTOR MÁS IMPORTANTE DEL SIGLO XX, PERO POCOS conocen su obra. Antes de él, las estatuas tenían que ser importadas.
El escultor cochabambino Emiliano Luján, fallecido en 1975, tiene muchas esculturas que se exponen en diferentes puntos del país, pero el Cristo Redentor, un trabajo que hizo hace 50 años, es especial. Es una escultura para la memoria histórica y religiosa, tal como lo manifestó la Iglesia católica durante la reciente celebración de Corpus Christi.
En medio de miles de fieles, el cardenal Julio Terrazas y todos los sacerdotes dieron este año realce a esta emblemática escultura y hasta la reprodujeron en el escenario central. Según dijeron, fue una forma de revivir ese evento de 1961, cuando se realizó en Santa Cruz el Congreso Eucarístico Nacional, que tuvo como lema Todos somos uno en Cristo y que se hizo a los pies de la escultura que está en el segundo anillo.
El Cristo Redentor, de brazos extendidos y mirada serena, ícono de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, fue labrado en bronce en La Paz y llevado a su destino con recursos recaudados por las damas cruceñas en los primeros años de las década del 60, reporta el Periódico Digital de Investigación sobre Bolivia (PIEB). Es curioso, sin embargo, que no mucha gente sabía del autor de ese Cristo que pasó a ser la imagen de la lucha autonómica -a favor o no- para la población cruceña. “Nuestra preocupación era que no se conocía al autor, que nunca había expuesto en Santa Cruz”, dijo el escultor paceño Juan Bustillo, cuando organizó una muestra en imágenes en la galería Manzana Uno, después de realizar un trabajo de recuperación de información.
El año pasado, la familia del desaparecido escultor también expuso los trabajos en el Museo de Arte Contemporáneo. Las hijas de Luján contaron que cuando el artista trabajaba en la imagen del Señor, uno de sus operarios, en base a sus creencias, le pidió que no la hiciera tan perfecta, porque decía que quien esculpe a un Cristo tan lindo está expuesto a sufrir una adversidad. Luján no le dio importancia a estas palabras. Coincidencia o no, poco después uno de sus hijos falleció.
El día que tocó colocar al Cristo en lo alto, a la gente que estuvo allí para presenciar el hecho, le nació el deseo de orar y cantar. Era final de la tarde y el sol casi se escondía. Cuando Luján alzó la mirada para ver su obra, entre los rayos de luz, le pareció ver que Cristo sostenía en sus brazos un ataúd. Un momento conmovedor, que la familia no olvida. Uno de los hijos, Ramiro Luján, es heredero del arte y ya expuso en Santa Cruz.
Perfil
Un artista del siglo XX
Emiliano Luján Sandóval nació en Cochabamba, el 20 de julio de 1910 y falleció el 22 de diciembre de 1975, en La Paz. Realizó sus estudios en Bellas Artes en Bolivia y en 1955 hizo lo propio en Bellas Artes de Roma (Italia).
Luján se distinguió en la escultura con trabajos diversos, que van desde las obras pequeñas, medianas, hasta la estatuaria.
Entre los momumentos de su autoría están, por ejemplo: el que se hizo en honor a José Ballivián, ubicado en la plaza homónima de la ciudad de Viacha en 1962, y a Túpac Katari, ubicado en la plaza de Ayo Ayo en 1970. Fue autor de los monumentos a Eduardo Abaroa en 1952, Germán Busch en 1968 y al Soldado Desconocido en 1972. Más de 100 obras en formato pequeño también reflejan su talento. Están hechas en piedra y bronce. Destacan esculturas de jilakatas, parejas, danzas andinas, batanes de sabores mágicos y vírgenes, entre otros trabajos.
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