La Semana Santa además de los rituales religiosos, también conlleva entre sus costumbres y tradiciones el ayuno de todos los Viernes de Cuaresma y Sábado Santo, consistente en la privación de comer ciertos alimentos; la visita a los templos (el Jueves Santo hasta parte del Viernes Santo) y la degustación de doce platos de la tradicional cocina boliviana, que no contengan carnes rojas.
En la práctica, las tradiciones y costumbres en las familias bolivianas tienen que ver con la herencia religiosa y su procedencia. En la actualidad se piensa que la crisis económica es la responsable de la incapacidad de poder preparar los doce platos acostumbrados en otros años.
De acuerdo con la costumbres, los doce platos de antes consistía en la ají de bacalao, ají de papalisa, ají de arvejas, ch’uma de lacayote (guiso de esa calabaza, con papas y queso), el caldillo de huevo, la carbonada o locro de zapallo, el queso humacha, el chupín de camarones, la papa a la huancaína, pesq’e de quinua, el guiso de cochayuyo (algas de lago) y el arroz con leche, espolvoreado con canela.
Para muchas familias bolivianas la Semana Santa se inicia el primer día de la Cuaresma (que comienza el miércoles de Ceniza y termina antes de la misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo). “Iniciamos el viernes después del Miércoles de Ceniza con la asistencia a las iglesias, a modo de prepararnos para la fiesta grande del día de la resurrección”, dijo Juana Colque de la zona la Portada.
Comentó que en su casa, en Semana Santa, su mamá elaboraba 14 platos (algunas tradiciones de los 14 platos se hacen por el tiempo de Cuaresma, de los 40 días de espera). Esa práctica se perdió con el tiempo.
En antaño se agregaban mariscos, según la costumbre familiar. También el plato principal era una cazuela de choclo con queso. Asimismo, estaba presente la sopa con leche y huevo, las papas a la huancaína, el queso humacha, el ají de zapallo, el arroz con leche, y compotas.
Las familias católicas han recibido una educación y religión desde sus tatarabuelos, y las costumbres han pasado de generación en generación. Muchas personas han nacido en la creencia católica, lo que no se pierde nunca, a pesar que en la familia pueden también existir familiares que pertenecen a otras denominaciones, lo fundamental es que se respete todas las creencias con las que convivimos en el país.
Desde Obrajes, Teresa Copetico manifestó que en los días santos, en su barrio, se prepara desde el Jueves Santo el anda para transportar la imagen de Cristo en hombros y salir el Viernes Santo en procesión, hasta un local donde se vela al Señor.
Explicó que la costumbre en el barrio es hacer una fiesta grande con cócteles y un plato principal de lechón para recordar que cada año el Señor muere y resucita. Durante los días anteriores al domingo, consumen frutas y platos tradicionales sin carne, elaborados con queso, choclos y productos naturales de la época.
“Yo pienso que las cosas no han cambiado, continuamos con las mismas tradiciones en el barrio y nuestros hijos reciben la misma fe. Soy católica y asisto cada domingo a la iglesia, pero también pido desde mi casa para que el Señor nos proteja”, comentó la señora Teresa.
En La Paz algunos colegios católicos preparan misas o representan el Vía Crucis de Jesús. Los estudiantes también participan de procesiones junto a sus padres, vecinos de la zona y profesores.
Esta actividad es realizada para recordar a los alumnos el sacrificio que realizo Jesús por todos los seres de la tierra respetando la religión de otras personas que no son católicas.
En la Semana Santa en Bolivia, los platos típicos son variados y dependen de las regiones. Por ejemplo, en Cochabamba se conoce a la sopa de camaroncillo como p’eko. También se prepara la chank’a de papa: papa aplastada con verduras, huevo y queso. Otros platos son la ensalada de lacayote, de vainitas, de achojcha y la sopa de pan, la tradición varía en gustos y sabores.
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