El arzobispo de Sucre, monseñor Jesús Juárez, pidió a la población de Sucre vivir una verdadera fiesta de fe y devoción para honrar a la Virgen de Guadalupe. El mejor regalo para la santísima será participar de todas las actividades religiosas que se realizarán en esta recta final rumbo al lunes 7 de septiembre, hasta cuando el fervor se manifestará intensamente.
La primera autoridad religiosa exhortó a participar en estos días del sacramento de la reconciliación con Dios y con las familias a través de la mamita Guadalupe.
“Es momento de manifestar amor, cariño, respeto y veneración por la santísima Virgen y vivir las virtudes que ella manifestó: el amor a Dios, al prójimo y la solidaridad”, instó.
También sostuvo que es el último momento de la preparación, que no sólo debe ser material sino interna, donde se abra el corazón y la mente para escuchar la palabra de Dios y tener la capacidad de comunicar las riquezas internas que cada uno tiene, acordándose de los más pobres y necesitados, porque es una fiesta de verdadera fe y devoción.
El 8 de septiembre, a las 10:00, se celebrará la Santa Misa en la plaza 25 de Mayo y luego la procesión por varias calles de Sucre, pidiendo la bendición de Dios a través de la Virgen.
La fe de los devotos de la Virgen de Guadalupe, considerada la patrona de Sucre, suscitó que desde hace siglos atrás reciba cuantiosos regalos de sus fieles, en gratitud a sus milagros, no en vano es considerada la virgen más rica de América.
Según la investigadora e historiadora Blanca Torres, hasta ahora la imagen que representa a la Mamita Gualala, es objeto de culto y de obsequios que están bien resguardados por el capellán y el Arzobispo de Sucre.
Cada vez que se realiza una limpieza a la efigie de la Virgen, antes de la realización de la novena, se van incluyendo las nuevas joyas (si es que hay) a su manto, que contiene diamantes, esmeraldas y perlas preciosas, muy bien resguardadas desde hace centenas.
LA VIRGEN
Al lado de la Catedral, se sitúa la capilla de la Virgen de Guadalupe que alberga la imagen de la Señora de Guadalupe, construida en 1617, pintada por Fray Diego de Ocaña en 1601.
La fe de los creyentes cubrió la hermosa imagen con una infinita cantidad de incrustaciones de joyas de inapreciable valor.
La pintura original fue cubierta por una plancha maciza de oro y plata que representa el manto de la Virgen, sólo quedaron libres el rostro de la Virgen y el del Niño Jesús.
De acuerdo con la leyenda recopilada por varios autores, una tarde encontraron una mula extraviada que llevaba una carga sobre su lomo, que no era otra cosa que un enorme cajón que el jumento cuidaba celosamente sin dejarse atrapar a pesar del cansancio y la constante persecución de las personas curiosas que querían saber qué llevaba.
Finalmente, con ayuda de las autoridades de la ciudad y de la Iglesia consiguieron atrapar a la mula. Cuál sería su sorpresa cuando vieron que lo que llevaba era la imagen de una hermosa Virgen morena cargando a un niño.
Desde entonces se celebra una gran fiesta en su honor, cada 8 de septiembre, en los últimos años con una entrada folclórica en la que participan confraternidades de bailarines.
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