sábado, 19 de septiembre de 2015
Albó: Las ciudades son enemigas de las lenguas
Para el antropólogo, lingüista, sacerdote Xavier Albó, quien recibió ayer el Premio Internacional Linguapax, las ciudades son una de las principales amenazas para las lenguas originarias, ya que existe un rechazo a su aprendizaje.
“Las ciudades son matalenguas, matan los idiomas que no sean castellano o inglés, por lo que hay que trabajar en los sistemas de educación y en la revalorización”, sentenció el investigador, también columnista de La Razón.
El Premio Internacional Linguapax se entregó a Albó en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), en reconocimiento por su aporte a la promoción de la diversidad lingüística y de la educación intercultural en pueblos y comunidades indígenas.
Con motivo del evento, la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), Linguapax y el Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (Cipca), organizó el conversatorio Diversidad Lingüística y Educación Intercultural en Bolivia. Allí Albó habló acerca del tema, además de referirse a los problemas que enfrentan los dialectos de los pueblos originarios.
Aunque Albó reconoció que en los últimos tiempos hubo una revalorización de las lenguas de los pueblos originarios de Bolivia, advirtió que este cambio es aún simbólico y en las ciudades “es un saludo a la bandera”. Esto, advirtió, amenaza la existencia de los dialectos pequeños, de lenguas que tienen muy pocos hablantes. Este número se va reduciendo debido a que los padres prefieren enseñar a sus hijos el español. Sin embargo el sacerdote jesuita, cofundador de Cipca, considera que hay intentos de fomentar la enseñanza de idiomas.
Por eso, Albó lamentó que debido a sus actuales problemas de salud no pueda hacerle el seguimiento adecuado al referéndum de estatutos autonómicos. El investigador planeaba estar en Charagua, donde el tema del idioma tenían una gran importancia.
Xavier Albó nació el 4 de noviembre de 1934 en La Garriga (España). En 1951 fue ordenado sacerdote de la Compañía de Jesús. Llegó a Bolivia en 1952 y se nacionalizó ciudadano boliviano.
Es doctor en Lingüística y Antropología por la Universidad de Cornell, Nueva York; licenciado en Teología de la Facultad Borja de la Loyola University y doctor en Filosofía de la Universidad Católica de Ecuador, Quito. Actualmente trabaja sobre la autonomía de las comunidades originarias y su aplicación.
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