lunes, 11 de agosto de 2014

El cura boliviano exorcista

Luego de ordenarse, las primeras experiencias que tuvo el sacerdote Waldo Humberto Riveros Rodríguez ocurrieron en Yungas, donde conoció a personas que "veían espíritus” y se sentían afectadas por la brujería. "Ingresé en el tema y le pedí al monseñor que me autorice para realizar los exorcismos”, recuerda.
Aquella fue una autorización general que permite al sacerdote evaluar la necesidad o no de hacer un ritual de exorcismo o de oración de liberación. "Cada obispo tiene que velar por tener su exorcista si es que ve la necesidad”, afirma Riveros.
Además de la autorización general también está la denominada Ad Casum que se otorga para un caso concreto, cuando no hay un exorcista oficial en una diócesis. "El obispo puede pedirle a un sacerdote normal que atienda (un caso) y evalúe. Si ve que amerita un exorcismo le da el permiso para ese exorcismo solamente”, explica el padre.
Según afirma el religioso, quien además es rector del seminario San Jerónimo, los exorcismos han aumentado en los últimos años, razón por la que se creó, en el año 2000, la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE).
"Están inscritos exorcistas de todo el mundo, alrededor de 250”, dice al referirse a la organización que recientemente fue reconocida por el Vaticano.
Toda persona se cuestiona acerca de la naturaleza del mal, afirma, al recordar que cuando estudiaba en el seminario, investigaba las posesiones y la naturaleza del "mal”. Aquel interés aumentó tras encontrar, en el seminario, un ejemplar del Ritual de Exorcismos, en latín, que tradujo al español y lo presentó al arzobispo.
oraciones de liberaciÓn
Sin embargo, el sacerdote aclara que la primera experiencia que vivió en Yungas no fue un exorcismo, sino una oración de liberación, que se aplica en casos determinados, pues el demonio actúa de cuatro formas: la tentación, la influencia maligna, la posesión y la obsesión.
Al hablar de la influencia maligna, el sacerdote se refiere a personas que tienen "impresiones sensoriales externas”, es decir, ven, escuchan o sienten algo. Pero también ocurre que el demonio toma posesión de lugares, animales, objetos y plantas. En estos casos, y en la tentación, se procede con las oraciones de liberación y el sacerdote acude al lugar, donde realiza las oraciones, bendice con agua y sal y reza junto a las personas.
El caso de la posesión es más complejo, pues en un momento dado, la persona pierde la conciencia y el mal comienza a actuar. Y en la obsesión, la persona deja de ser la misma y actúa un espíritu. "Puede actuar como una persona normal, como si no pasara nada; habla, trabaja, discute”, dice el sacerdote.
"En algunos momentos es la persona, pero la mayor parte del tiempo es el espíritu; son casos más duros que requieren de un exorcismo”, dice el religioso. "El exorcismo específicamente es para personas posesas u obsesas, todo lo demás son liberaciones”.
Según Riveros, hay dos fórmulas de exorcismo: la deprecativa y la imperativa. En la fórmula deprecativa se pide a Dios para que libere a la persona del mal. "Oh, Dios que quieres que todos los hombres se salven, que entregaste a tu hijo, humildemente imploramos de tu divina majestad que liberes a tu siervo”, lee el sacerdote, del Ritual de Exorcismos que posee. En cambio, con la fórmula imperativa se ordena directamente al mal para que salga de la persona. "Sal de él, espíritu inmundo, deja el lugar al Espíritu Santo, te lo manda Jesucristo”, es un ejemplo de este caso, según el religioso.
Curso en el Vaticano
En 2008 el padre rector de San Jerónimo amplió sus conocimientos fuera del país, pues asistió al curso denominado "Exorcismo y plegarias de liberación”, que se imparte en el Vaticano. El curso no es exclusivo para sacerdotes, pues también participan periodistas, médicos, psicólogos, etcétera. "Es solamente para entrar en el tema, porque no es un curso práctico. Para ser exorcista se estudia, pero más es la cuestión práctica”, añade.
En ese curso se tocan temas relacionados con las sectas satánicas o la psiquiatría. También participan exorcistas que cuentan sus experiencias, por ejemplo, para saber si una persona está poseída o tiene un problema psicológico, pues antes de hacer un exorcismo se deben descartar posibles cuestiones médicas, psicológicas y psiquiátricas, aclara el rector de San Jerónimo. "Las evaluaciones psicológicas pueden indicar si la persona realmente está con problemas psiquiátricos o no”, acota.
Señales y reacciones

Sin embargo, hay signos que permiten determinar al sacerdote si una persona está poseída o se trata de una enfermedad. "Yo me doy cuenta cuando hablo con la persona o cuando ya no hablo con la persona y estoy hablando con el espíritu”, dice Riveros.

"La oración del exorcismo es una oración pública en el sentido de que es la Iglesia que ora; se ora con el poder de Jesús, no es que yo sano por mi fuerza” , dice el padre Waldo Riveros.

"Cada demonio tiene su propia personalidad, (pues) hay los que hablan y hablan, los que no dicen nada, hay otros más violentos, hay unos que ríen, hay otros que insultan, hay otros que se enojan. Algunos reaccionan con el agua, otros reaccionan a la cruz, otros al soplido, otros reaccionan al Padre Nuestro”, explica.
Cuando hay una reacción, la persona cambia de voz, o se pone más violenta, pero también mueve la cabeza o grita. En una ocasión Riveros hizo una exuflación, que consiste en decir una oración y soplar en el rostro; y la persona le devolvía el soplido, una y otra vez.
El sacerdote afirma que nunca sufrió una agresión física durante un ritual. Sin embargo, las agresiones pueden darse de distintas maneras, como cuando destruyó un objeto maléfico relacionado con una cajita musical.
"Después de destruirla escuchaba por algunos días la música en mi escritorio, en mi habitación”, indica. "Son pequeñas molestias, pero que no implican nada”, añade.
el mal en las Diferentes culturas
"El demonio existe en toda cultura, no sólo en la religión católica; toda cultura o religión tiene su presencia del mal; una representación del mal, una leyenda”, explica el rector de San Jerónimo. En la cultura andina, por ejemplo, antes de la llegada del Evangelio, había personas con dones divinos que curaban de estos males.
Sobre las personas que tienen poderes especiales, el sacerdote explica que éstos provienen de tres fuentes: el don divino, la propia mente y el don maligno.
"Yo hago diferencia entre el yatiri -que es el sabio-, y el brujo”, asegura Riveros, para quien "el yatiri es alguien que tiene dones recibidos de Dios”.
Pero en las diferentes culturas también hay personas que trabajan con el mal y se dedican a hacer cosas malas, como los denominados brujos, a los cuales la gente acude por tres razones, según el sacerdote.
En primer lugar porque las cuestiones místicas y espiritistas atraen a la gente; en el segundo caso, porque una persona busca una solución fácil; y por último, porque no se tiene una fe firme en Dios. "Una persona que cree en Dios no acude a estos lugares”, dice Riveros. "En realidad quien libera es Cristo, él es el que salva y él ha venido a traer la salvación”. "Acudir a otros lugares sabiendo que el Señor ha traído la salvación es una suerte de traición”.
Pero lo más importante para liberar a una persona es que ella tenga la voluntad, ya que todo pacto se puede romper si el individuo lo quiere, asegura Riveros. "Por ejemplo en las sectas satánicas hacen invocaciones al diablo, le piden cosas, le ofrecen sacrificios, a veces humanos”. "A esa gente no puedo ir y decirle ‘necesitas un exorcismo’”, aclara.
Incluso en los casos de personas que se alejan de las oraciones, no se les obliga a nada, aclara el religioso, quien asegura que Dios respeta la libertad. "Vienen los que creen que necesitan y quieren”.
Riveros explica que lo que más hace son las oraciones de liberación; y cada vez que una persona acude a él, le entrega una copia con las oraciones que debe hacer cada día. "Es como un enfermo que tiene que tomar su pastilla diariamente de por vida”, dice.
La persona debe rezar las oraciones, tener devoción mariana, acudir a la misa y confesarse, por lo menos una vez al mes. "Con estas indicaciones la persona se preserva y lleva su vida adelante mucho más protegida”.
"Es bueno que la gente sepa, porque si sabe que hay un exorcista ya no tiene la opción de decir: ‘voy a ir donde el brujo’ o ‘tengo un mal del que no me curo’”. "La oración del exorcismo es una oración pública en el sentido de que es la Iglesia que ora; se ora con el poder de Jesús, no es que yo sano por mi fuerza”, concluye el padre Waldo Riveros.

1 comentario:

  1. Gracias Padre Waldo por ayudar a la gente que lo necesita. Dios lo guarde y bendiga siempre.

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