martes, 19 de septiembre de 2017

El hombre que vive con la Virgen de Guadalupe


LAS MISAS

Se puede visitar a la Virgen de Guadalupe durante las misas de lunes a sábado a las 8:00 y a las 19:00 de martes a sábado. Los domingos la misa es a las 10:30.

El hombre que vive con la Virgen de Guadalupe tiene algunas canas escondidas en el cabello, una apariencia delgada y como testimonio de milagro el consuelo que la patrona de Chuquisaca le da al haber perdido a su hijo. Guido Mendoza es su nombre y él es el sacristán de la capilla de Guadalupe.

A diario se levanta temprano y se dedica a preparar todo para las misas o servicios que se harán en el día, debe asegurarse de tener cada detalle cubierto. “No te puede faltar ningún detalle, es mejor anticiparse a las cosas antes de que te digan qué falta”, dice el sacristán que se encarga de tener el altar listo tanto en la Capilla de la Virgen de Guadalupe como en la Catedral Metropolitana.

No deben faltar vino, hostias ni incienso y todo eso está en sus manos, además de la limpieza de la Capilla dedicada a la Virgen de Guadalupe visitada prácticamente a diario por los fieles que hoy le rinden homenaje tras la entrada folclórica y en la post novena, con lo que se cierran los actos religiosos y culturales en honor a la patrona de Chuquisaca.

Hace varios años, Guido estudiaba para ser un religioso franciscano, pero cuando faltaba muy poco en su camino, decidió dejar su preparación hacia la vida consagrada para entregarse al Señor desde el matrimonio.

Es así que en realidad mucho antes de que se convierta en sacristán, él tenía un vínculo muy cercano con las ceremonias religiosas.

“No fui sacerdote, era estudiante, terminé mis estudios en filosofía y teología, y faltaba todavía un poco de recorrido, pero opté por tener mi familia”.

-¿Fue una decisión difícil?- “Sí, fue un desafío grande, pero muchas veces podemos tener nuestras metas, pero Dios tiene otros caminos preparados para nosotros”, comenta el sacristán que hace diez años dejó las filas de los franciscanos.

Sin embargo, es desde hace un año y medio que Guido vive entre los pasillos de la Catedral, la Capilla de la Virgen y el Museo Eclesiástico –actualmente cerrado por falta de recursos–, junto con su familia conformada por su esposa, oriunda de Sucre, y dos de sus tres hijos, luego del fallecimiento de uno de ellos hace casi un año.

EL MILAGRO DE LA CONSOLACIÓN

La pérdida de su hijo fue el pesar más grande con el que tuvo que lidiar el sacristán de la Virgen de Guadalupe y su familia. Encontrar cobijo y lograr consolarse es precisamente el mayor milagro que la “mamita”, como muchos la llaman, ha obrado en él, su esposa e hijos.

Todo ocurrió el 31 de octubre del año pasado, cuando el hijo de Guido se accidentó en el departamento que ocupan colindando con la Catedral y la Capilla. El niño se quemó y luego de tres meses de cuidados en La Paz, a donde lo acompañó su padre, falleció.

“Está con Dios”, dice sobre su hijo con cierta serenidad y continúa con la confesión de su mayor dolor. “Esos momentos quizás nos han acercado más a Dios y a la Virgen, pedí por su mejoría todos los días como todo padre pero en sí creo que estamos pidiendo ya para nosotros también y ahora sentimos ese consuelo y esa paz ¿no?”, comparte.

A casi un año de la muerte de su hijo, es notorio que Guido aún siente el dolor que a cualquier persona embarga cuando pierde a un ser amado, pero también es evidente que ha encontrado tranquilidad a través de su fe.

“Por todo lo que hemos pasado, la verdad es que muchos desearían estar cerca de la Virgen, yo entro, salgo y debo estar ahí viendo qué falta o no falta, y siempre que hay oportunidad o cuando tengo que terminar el día y debo asegurar todo, siempre estoy pidiendo favores y dando gracias a la Virgencita y al Señor”, asegura.

MOVIDOS POR LA VIRGEN

Como él, muchos feligreses también se dirigen a la Virgen a pedirle que les dé paz y consuelo y lejos de lo que se podría creer, luego de la fiesta en su honor las visitas continúan tanto por un grupo casi “fijo” de personas que acude a diario como por los visitantes esporádicos que presentan alguna intención en la misa.

“Yo creo que hay un cariño especial a la Virgen de Guadalupe en Sucre”, afirma el padre Pedro Rentería, encargado de la Capilla y del Seminario San Cristóbal, y que este fin de semana concluye con la post novena de la Virgen, cerrando así las actividades religiosas por su fiesta oficialmente celebrada cada 8 de septiembre.

Si bien la entrada está dedicada a la Virgen, los encargados de cuidar la capilla no la abren mucho debido al flujo de personas y al ruido que suele haber, aunque eso no afecta a los rezos ni las misas. Además de que el trabajo de limpieza les exigirá esfuerzos extras con relación a otros fines de semana.

Sin embargo, cuando se refiere a la actitud de algunos bailarines o espectadores que suelen ingerir bebidas alcohólicas y por ello ser constantemente criticados, el sacerdote reflexiona y dice que en algunos momentos parece casi como una manía “decir que los jóvenes que bailan no son piadosos y que no vienen a misa y al final la entrada es borrachera, pero es que yo no quiero juzgar lo que hay en el corazón de las personas porque al final cada persona tiene una historia de fe desde su familia, desde niño, desde bebecito, qué será lo que la gente ha vivido, qué será lo que esos jóvenes, que quizás nos parecen distraídos y perdidos en el alcohol, piensan y viven cuando miran a la imagen de la Virgen, a esa carita de niña morena, pues no lo sé”, comparte.

El sacerdote precisa que justo hoy, domingo, concluye la tercera novena dedicada a la Virgen, con el rezo del rosario a las 6:00 y la misa a las 6:45.

AL QUE MADRUGADA DIOS LE AYUDA

Para que todo esté listo a esa hora, Guido debe estar listo desde temprano, es más, él abre incluso desde las 4:45 porque varios fieles llegan a esa hora para prepararse, dejar sus flores o velas, las principales ofrendas que se presentan ante la Virgen.

“Es casi un mes el recorrido de la fiesta de la Virgen de Guadalupe, desde agosto con la pre novena, después la novena en la Catedral con el traslado de la Virgen a la Catedral y la post novena y hay que madrugar un poquito. Es un gusto también vivir con las personas sobre todo de la tercera edad que están afanadas y entusiasmadas”, cuenta el sacristán.

Pero esta semana es aún especial, pues pese a que la fiesta patronal ya pasó, varios devotos llegan del área rural, del interior del país e incluso desde el exterior, convocados por el color y el atractivo de las danzas que fueron parte del desfile folclórico.

Así lo cuentan algunas comerciantes instaladas cerca de la puerta de la Catedral que elaboran todo tipo de imágenes, entre ellas varios pedidos especiales que se envolverán y empacarán para acompañar a quienes por alguna razón decidieron migrar de la región o a turistas que se llevarán un recuerdo particular de su visita a Sucre en esta temporada.

UNA GRAN RESPONSABILIDAD

Cuidar la imagen de la Virgen de Guadalupe es una labor ardua y de gran responsabilidad, no sólo por su valor artístico sino esencialmente como patrimonio de los chuquisaqueños, por ello, el sacristán Guido siente que es una labor de mucho trabajo y tensión por la gran responsabilidad que conlleva cuidar de este legado que además de las previsiones del ex franciscano cuenta con sistemas de seguridad.

“Hay que estar siempre pendientes, la responsabilidad es grande”, comenta. “La cosa es estar atentos y no te puedes distraer ni un momento sobre todo para atender obispos y arzobispos. A veces de afuera se ve fácil, pero es un trabajo minucioso”, enfatiza.

Además es un trabajo de mucha vocación, pues Guido debe estar atento a los pedidos de los feligreses que quieren dejar ofrendas a la Virgen. “Hay que atender con mucho gusto a las personas, piden agüita, dejan flores así que permanezco atento en el día”, relata con alegría.

“La verdad estoy muy satisfecho, siento su presencia en este momento y la verdad que es un privilegio haber llegado a este lugar también y haber vivido esta experiencia y ha sido gracias a Dios que estamos superando este mal momento que hemos vivido en toda la familia”, concluye el sacristán paceño que se despide atento y retorna a su hogar matizado con las voces de niños, su esposa y la solemnidad de dos de los principales escenarios religiosos de la Capital.

Curiosidades

La imagen de la Virgen de Guadalupe fue pintada a inicios de noviembre de 1601 por el padre Diego de Ocaña, luego de que en septiembre celebrara en Potosí la primera festividad de la Virgen de Guadalupe, y le pidieran que pinte una imagen de la advocación de María, muy popular en Extremadura (España) y que era popularmente venerada por los colonizadores.

La pintura de la Virgen es al óleo y fue la primera que Ocaña hizo con esa técnica quien atribuyó a su fe y la voluntad de la ahora patrona de Chuquisaca, que haya salido bien.

En 1784 el lienzo de la imagen de la Virgen fue cambiado por una plancha de oro y plata costeada por el doctor Pedro Antonio de Rojas y Argandoña, cura de la Catedral.

Luego de encargarse la pintura a solicitud del llamado filántropo Deán Larrátegui, se pidió donativos a la población y fue así que se recolectaron valiosas joyas para la Virgen.

El obispo Vergara fue el encargado de costear la construcción de la Capilla y además donó varias de sus joyas. La cruz con que remata la corona de oro de la Virgen es la cruz pectoral del prelado.

Entres las joyas entregadas a la Virgen de Guadalupe están medallas de la coronela Juana Azurduy de Padilla y un cofre que contiene la bala que dispararon al presidente Manuel Isidoro Belzu.

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