viernes, 15 de septiembre de 2017

Caballeros de la Guardia de Honor del Señor de la Vera Cruz



En pleno mes de abril de 1550, cuando los vientos otoñales soplan con fuerza, el fraile responsable de abrir el portón del templo San Francisco de Potosí se queda perplejo al descubrir, al pie de la puerta, un enorme cajón en forma de cruz. De inmediato, pone a todos en alerta y acude al lugar fray Gaspar Valverde, acompañado de otros conventuales, y descubre en la parte central del cajón un aviso que decía: “Para San Francisco de Potosí”.

En ese mismo instante trasladan el cajón al interior del Convento Franciscano. Luego de quitar los clavos, abren la tapa y encuentran una maravilla inimaginable: ¡El Cristo Señor de la Vera Cruz!

Entonces, el Prior del convento repite, emocionado: “¡Dios mío… Dios mío!, ¡qué santo milagro! Bendito seas por siempre Señor”. Y todos caen de rodillas, se santiguan y rezan en voz alta el Padre Nuestro. Después, inclinan la cabeza para besar los pies del santo.

Desde ese momento la imagen es muy visitada por ricos y pobres, propios y extraños en la Villa Imperial.

Uno de esos extraños fue el virrey Francisco de Toledo que, al ver el fervor de la población frente a la sacrosanta imagen, también la veneró, reverente, y besó la barba del Cristo de la Vera Cruz. Posteriormente emitió un informe especial al rey Felipe II de España, dándole a conocer la grandiosidad del santo.

El “milagro” de la escultura

El periodista e historiador Wálter Zavala destaca las increíbles características del Señor de la Vera Cruz cuya imagen, plasmada en una bellísima escultura de madera que nadie sabe quién la hizo, de dónde o quién la llevó, apareció hace 467 años en Potosí.

“Muchos escultores trataron de hacer uno igual en Potosí, pero no pudieron. Es como un ser humano: tiene todas las características del cuerpo→ →humano. Tiene 1,95 metros de alto, la piel es de color aceituna y pareciera que en los brazos circulara sangre viva por las venas; también está la corona de espinas, los 54 reflejos de plata”.

El cabello y la barba son naturales y crecen; se le corta el 14 de septiembre de cada año, en el día de la Exaltación de la Cruz; el Prior guardián del Convento de San Francisco es el único autorizado para hacerlo. Los mechones se guardan en una caja exclusivamente trabajada para ese fin. “La barba está canando”, hace notar Zavala.

“Hace un tiempo se analizó la madera de esa escultura, para ver si tiene algún componente especial que hace a que derrame sudor y lágrimas del ojo; ¡lo hizo en tres oportunidades! Sin embargo, no encontraron nada especial y coincidieron en que es un milagro”, relata a ECOS el historiador.

Zavala dice que en siglos pasados la efigie recorría todos los años las calles coloniales de Potosí, en la procesión de Semana Santa. No obstante, una Orden Episcopal dispuso que solo se la saque en procesión cada 50 años. “La última vez fue en 2000, para el año del Jubileo, donde las autoridades de diferentes instituciones se postraron ante los pies del Santo Cristo de la Vera Cruz en la Catedral de Potosí”.

Caballeros de la Guardia

¿Qué son los Caballeros de la Guardia de Honor del Señor de la Vera Cruz? Se trata de un grupo religioso potosino poco común, pues está integrado solamente por varones que intentan vivir bajo los preceptos que Dios manda. En días pasados, la efigie de este santo —una réplica casi fiel del que existe en Potosí— fue entronizada en la capilla de la Virgen de Loreto del templo San Miguel, en Sucre.

El presidente de los Caballeros de la Guardia de Honor del Señor de la Vera Cruz - Filial Sucre, Hugo Ernesto Clavijo, cuenta a ECOS que hace 17 años, en Potosí, en la cofradía para señoras notó que era rara la presencia de varones en la misa en honor al santo. Ahí nació la idea de conformar un grupo para que la fe en Dios no se pierda entre los varones.

Las gestoras de esta hermandad para hombres fueron Carmen Prieto, July Seborga y Nelly Gárate (fallecida). Ellas la fundaron en Potosí, el 7 de agosto de 2000.

El presidente de los Caballeros de la Guardia de Honor del Señor de la Vera Cruz en Potosí, Andrés Jerez, relata que el grupo contaba con 95 “hermanos”, de los cuales han fallecido siete. No todos están en Potosí ya que muchos, por cuestión de trabajo y de salud, especialmente, tuvieron que migrar a otros lugares.

Se rigen en un estatuto y un reglamento. En función a estos documentos, la directiva de turno elabora durante los dos primeros meses de cada año un plan pastoral anual.

Por ejemplo, tienen un ministerio de música que una vez al mes visita los distintos templos de la ciudad de Potosí. Además realizan actividades de tipo social, a los que aportan como hermandad para solventar en algo las necesidades económicas de los niños, ancianos y enfermos de diferentes instituciones.

“Los Caballeros están integrados por un bagaje de personas entre profesionales, artesanos, empleados públicos, etc. No hay ninguna limitación para ser parte de este grupo, salvo tenga las ganas de servir y el tiempo suficiente para acogerse y desarrollar las actividades programadas”, sostiene Jerez.

Asimismo, el presidente de los Caballeros de la Guardia de Honor del Señor de la Vera Cruz, Filial Sucre, Hugo Ernesto Clavijo, sustenta que el grupo conformado por hombres mayores de edad, con criterio bien formado y con familias vieron la necesidad de hacer algo por el prójimo como retribución por recibir tanto amor y dedicación del Señor. “El grupo de Caballeros no es una élite ni una logia, es un grupo heterogéneo con buena voluntad que cree y ama a Dios por sobre todas las cosas”, asegura.

Además de ocuparse de las labores relacionadas con el Santo, ayudan a preparar los sacramentos del bautizo, la primera comunión, confirmaciones y matrimonios, orientando a la gente en qué consisten esos sacramentos, para qué y por qué se deben hacer. Por ejemplo, Clavijo les habla primero como abogado sobre el significado de una boda en lo civil, luego en lo religioso.

De la misma forma, llevan la comunión a los hospitales, clínicas, hogares, donde también cumplen una labor social aportando lo que pueden, aparte brindan charlas de orientación en los colegios sobre el respeto que deben a sus padres y sobre temas transversales e inculcación de principios y valores que cada vez se pierden en la sociedad actual.

Un testimonio

La réplica del Cristo de la Vera Cruz estuvo a cargo del artista chuquisaqueño Javier Portugal que trabaja con esculturas desde hace diez años, mientras se llevaba a cabo la entronización del santo en la capilla de la Virgen de Loreto del templo San Miguel, relató a los presentes lo siguiente:

“Debo reconocer que mi fe estaba muy decaída. Como artista estaba más con el deseo de alcanzar la fama y el dinero, sin tomar en cuenta el lado espiritual. Sin embargo, sufrí algunos cambios en mi vida. Mientras trabajaba con la escultura sufrí ataques espirituales, pasé por situaciones muy difíciles que me sirvieron para entender la grandeza de Dios, que Jesús realmente existe y que la espiritualidad es importante en este mundo, algo que lastimosamente se deja pasar de lado anteponiendo las cosas mundanas, entendiendo que Cristo no solo vino a predicar sino a morir por nosotros en la Cruz”.

Dijo que, cuando estaba en la parte final de la escultura de Cristo de la Vera Cruz, uno de sus temores era que la gente se dejara llevar más por la imagen que por su verdadero significado. “Pero luego me di cuenta que servirá para que la gente refuerce su fe en Dios Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”, finalizó. •

Para conocer más

Los Caballeros de la Guardia de Honor del Señor de la Vera Cruz son hombres que desde su fe desean servir a Dios y a la comunidad.

Su misión es proclamar la fe católica y la solidaridad de los residentes potosinos con la población sucrense, perpetuando lazos de hermandad entre estas dos regiones históricamente vinculadas.

Su objetivo es promover los valores humanos y cristianos para fortalecer la fe católica en el ámbito familiar y la sociedad en conjunto.

Su lema es: “Actuar con integridad, servir con amor y trabajar por Cristo y por su alegría”.

La fundación de esta agrupación en Sucre corresponde a la iniciativa de los esposos Hugo Ernesto Clavijo y Carmen Prieto, con la cooperación de Iván Palacios y Ramón Subieta.

Los benefactores del Señor de la Vera Cruz (pagaron la escultura) son los esposos potosinos Juan de Dios Torrico y Lourdes Leaño.

La capilla de la Virgen de Loreto del templo San Miguel de Sucre se abrirá todos los viernes de 16:00 a 20:00. Estará a cargo de la familia de uno de los caballeros.

El 14 de cada mes se celebrará una misa en honor al santo.

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