lunes, 5 de septiembre de 2016

El papa Francisco proclama santa a madre Teresa de Calcuta

El papa Francisco canonizó ayer a la madre Teresa de Calcuta, de quien destacó que se hizo oír ante los poderosos culpables de crear la pobreza, en una ceremonia en la Plaza de San Pedro a la que asistieron más de 100.000 personas.

Francisco reconoció que será difícil llamarla “santa Teresa” porque “su santidad fue tan cercana a nosotros, tan tierna y espontánea que se le seguirá llamando madre, madre Teresa”.

El Papa elogió durante la homilía de la canonización la labor de la madre Teresa “en defensa de la vida humana”, desde aquellos no nacidos a los descartados.

Francisco destacó que durante toda su vida estuvo “a disposición de todos por medio de la acogida y la defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada”.

El pontífice valoró de la monja premio nobel de la Paz en 1979 su lucha contra el aborto y cómo siempre aseguraba que “el no nacido es el más débil, el más pequeño, el más pobre”.

Y recordó también cómo “se ha inclinado sobre las personas desfallecidas, que mueren abandonadas al borde de las calles, reconociendo la dignidad que Dios les había dado”.

Francisco hizo hincapié, pronunciando con fuerza y repitiéndolo, que la madre Teresa “ha hecho sentir su voz a los poderosos de la Tierra, para que reconocieran sus culpas ante los crímenes de la pobreza creada por ellos mismos”.

“Su misión en las periferias de las ciudades y en las periferias existenciales permanece en nuestros días como testimonio elocuente de la cercanía de Dios hacia los más pobres entre los pobres”, señaló.

El Papa explicó que la figura de la madre Teresa será la santa de “todo el mundo del voluntariado” y les instó a “que ella sea su modelo de santidad”.

“Que esta incansable trabajadora de la misericordia nos ayude a comprender cada vez más que nuestro único criterio de acción es el amor gratuito, libre de toda ideología y de todo vínculo, y derramado sobre todos sin distinción de lengua, cultura, raza o religión”, abogó.

Recordó que la madre Teresa amaba decir: “Tal vez no hablo su idioma, pero puedo sonreír” e invitó entonces a llevar “en el corazón su sonrisa y entreguémosla a todos los que encontremos en nuestro camino, especialmente a los que sufren”.

“Abriremos así horizontes de alegría y esperanza a toda esa humanidad desanimada y necesitada de comprensión y ternura”, concluyó su homilía el Papa.

La madre Teresa de Calcuta se ha convertido en santa 19 años después de su muerte, el 5 de septiembre, y tras un rápido proceso de canonización, ya que fue proclamada beata el 19 de octubre de 2003 en otra ceremonia multitudinaria en el Vaticano.

Un proceso para el que se han necesitado dos milagros aprobados —uno para la beatificación y otro para la canonización— y que han sido la “curación inexplicable” de una mujer india de religión animista, Mónica Bersa, de 34 años, que padecía un tumor en el abdomen del que sanó en 1998, y del brasileño Marcilio Andrino, que se curó de una grave infección cerebral en 2008.

La canonización de la madre Teresa fue el acto más importante y multitudinario de este Jubileo de la Misericordia, instituido por Francisco. Uno de los sectores más cercanos al altar fue reservado para 1.500 personas sin techo atendidas por las hermanas de la madre Teresa en varias ciudades italianas y que llegaron en autobuses a Roma para asistir a la canonización.



PIZZA DE ALMUERZO

Tras la canonización de la madre Teresa de Calcuta, el papa Francisco invitó a comer pizza a los más de 1.500 “pobres y necesitados” provenientes de varias ciudades italianas, quienes “viajaron toda la noche en micro para participar primero de la canonización y luego del almuerzo”.

Así lo informó la Limosnería Apostólica del Vaticano. El almuerzo, ofrecido en el aula Paulo VI , fue preparado por una pizzería napolitana que llevó al Vaticano tres hornos de leña y fue servido por cerca de 300 voluntarios y voluntarias.

Luego de dar el Ángelus, y antes de almorzar con los invitados, Francisco dio una vuelta en papamóvil por los alrededores de la Plaza San Pedro para saludar a los miles de fieles que siguieron la canonización desde la Via della Conciliazione.


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