El papa Francisco prometió la ayuda de la Iglesia a las familias de "refugiados que marchan por las carreteras de Europa", durante el tradicional ángelus de hoy pronunciado desde la ventana del palacio apostólico en el Vaticano.
"La iglesia no los abandona", clamó el Papa, particularmente sensible al tema por ser hijo de inmigrantes italianos.
"Les confieso que la profecía del pueblo en camino la he comparado también con las imágenes de los prófugos en marcha por las calles de Europa, una realidad dramática de nuestros tiempos", reconoció el Papa.
"Esas familias tan sufrientes, desarraigadas de sus tierras, han estado presentes con nosotros en el Sínodo de Obispos, en nuestra oración y en nuestros trabajos, a través de la voz de algunos de sus pastores presentes en la asamblea", afirmó.
"Son personas en busca de dignidad, estas familias en busca de paz siguen permaneciendo con nosotros, la Iglesia no las abandona, porque forman parte del pueblo que Dios quiere liberar de la esclavitud y guiar hacia la libertad", agregó.
Alternando marchas interminables, viajes por tren o en embarcaciones precarias, miles de refugiados siguen llegando cada día a Europa, desviando su trayecto en función de los cierres de fronteras.
Más de 600.000 personas cruzaron el Mediterráneo desde principios del año, una oleada sin precedentes que ha generado una creciente hostilidad hacia los refugiados en muchos países.
El pontífice, que en la mañana había presidido la misa solemne de clausura del sínodo de obispos en la basílica de San Pedro, recordó que la Iglesia "camina al paso de los últimos", dijo.
"La única forma de salvar a los ricos y a los primeros es caminar con los pobres y con los últimos", advirtió.
Francisco agradeció también a Dios por las tres semanas de "intenso trabajo" durante la asamblea de obispos de todo el mundo para debatir sobre los retos de la familia.
"Fue agotador, pero fue un verdadero regalo de Dios que seguramente va a dar sus frutos", dijo.
Dirigiéndose a los numerosos fieles reunidos en la plaza de San Pedro, el papa envió un saludo particular a los peregrinos peruanos que llegaron en procesión con una imagen de la virgen venerada en Lima.
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