domingo, 8 de febrero de 2015

Virginia Blanco será la primera Beata boliviana

Después de un proceso de investigación, análisis y recopilación documental, el pasado 22 de enero, el papa Francisco declaró “Venerable” a la laica cochabambina Virginia Blanco. Como siguiente paso se están analizando milagros atribuibles a su intersección para que pueda ser declarada beata, explicó el sacerdote juez delegado, Miguel Manzanera.

Virginia Blanco Tardío nació en Cochabamba el 18 de abril de 1916 y murió por un paro cardíaco a los 74 años el 23 de julio de 1990. Desde el entierro de Blanco comenzaron los comentarios de que esa mujer era una santa. A raíz de ello, uno de sus sobrinos, Fernando Saravia fue a Roma y se asesoró sobre el proceso de beatificación y canonización.

Cuando volvió comenzó a recopilar los primero 45 testimonios de quienes la conocieron. Todos ellos retratan a una mujer piadosa, humilde, con un profundo amor a Dios y entrega a los más necesitados. Una persona que dio de lo que tenía a manos llenas. Asimismo, detallan que era apasionada por la oración y la adoración. Virginia tenía una capilla en su casa.

Según la Iglesia, Blanco es un ejemplo de santidad para los jóvenes y todos en su conjunto. Asimismo, se puede aprender de ella su disciplina para orar todos los días y su carisma reparador y de entrega.

Una vez recopilada esta información se envió la intención de canonización. La misma fue recibida, por lo que se procedió a recopilar más información. Se recogieron otros 45 testimonios. Además, se buscó las cartas que ella escribía, los poemas, certificados recibidos, entre otros. Finalmente, se obtuvo un documento de 500 páginas que se envió a Roma.

Luego se dio el visto bueno para realizar un resumen de todo en un documento llamado “Positio”. Un grupo de nueve teólogos la declararon “venerable”, lo cual es el paso antes de ser canonizada. Esta condición la dio a conocer el papa Francisco de manera oficial el 22 de enero de este año.



Formación religiosa

Virginia nació en una familia católica muy creyente. Su etapa escolar la completó en el colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús (Irlandés) donde aprendió el carisma ignaciano reparador. Ella adquirió el hábito de la adoración y la oración diaria. Asimismo, la entrega por los más necesitados.

Según Manzanera ella se planteó la idea de ser monja. Sin embargo, se presumen dos motivos por los que esto no ocurrió: uno de ellos era su salud. Virginia se declaraba demasiado frágil como para encarar la vida religiosa que según veía era bastante exigente. Por otro lado, aparentemente su padre le pidió que se hiciera cargo de su madre hasta la muerte y así lo hizo. Pues su progenitor murió cuando ella tenía 18 años.

Sin embargo, Virginia se tituló como profesora de religión. Dicha materia la impartió durante 40 años en el Liceo de Señoritas Adela Zamudio. Las estudiantes de Blanco declararon que era una mujer que daba gusto escuchar, pues hablaba de Dios con un profundo amor.

Entre otros grupos de los que participó estaban la Asociación de Mujeres de Acción Católica y del Apostolado de la Oración, además fundó el grupo de Oración y Amistad.

Manzanera cuenta que Blanco encontró en la vida laical una forma de vivir su religión y su amor a Dios. Sin necesidad de ser religiosa se entregó plenamente al servicio.



Obras sociales

Virginia participó de manera activa en comedores sociales. Asimismo, hizo su propio comedor en la casa de sus padres, que luego pasó por herencia a ella. En el mismo habían días que incluso repartía hasta 300 raciones de comida.

Del mismo modo abrió en su casa un policonsultorio para las personas más necesitadas. Atendía pediatría, medicina general, odontología, entre otros. Estas obras eran conocidas por todos en la zona, por ello los vecinos no se oponían a contribuir con lo que podían.

Cuando Virginia murió dejó la casa a su hermana menor, María Teresa, con la condición de que ambas obras sociales continuaran. Sin embargo, no pudieron sostenerlas, ya que la vivienda estaba hipotecada y los hijos de Teresa decidieron venderla para evitar más deudas.

Ambos proyectos eran sostenidos por Virginia Blanco. Manzanera cuenta que incluso a veces iba por las casas y comercios pidiendo contribución de las personas para seguir con las obras sociales. Pues, pese a ser de una familia pudiente, durante la revolución agraria el Gobierno le quitó a su familia unos terrenos que tenía en Arani y que eran parte de su sustento.

Virginia Blanco sería la primera Beata nacida en Bolivia. Esto representa un aspecto de importancia para la Iglesia, pues demuestra que no se necesita ser sacerdote o monja para entregar la vida a Dios y los demás. Además, el hecho de que ella hiciera todo esto en medio del contexto cochabambino invita a otras personas a seguir su modelo de creyente, agregó Manzanera.



Beatos latinoamericanos

En Colombia la Madre Laura Montoya, maestra de misión en América Latina, servidora de la verdad y de la luz del Evangelio, nació en Jericó, Antioquia, pequeña población colombiana, el 26 de mayo de 1874. Su proceso de beatificación fue abierto el 4 de julio de 1963 y fue concluido por el papa Juan Pablo II.

En México, los niños Cristóbal, Antonio y Juan fueron martirizados entre los años 1527 y 1529 por predicar la doctrina cristiana. Cristóbal nació en una población de Atlihuetzía y cursó sus estudios en la escuela franciscana de Tlaxcala hacia 1524-1527. Murió a los 12 años.

Los otros dos niños también fueron asesinados por predicar el evangelio. Fueron beatificados el 6 de mayo de 1990 en la Basílica de Guadalupe por Juan Pablo II



MARÍA TERESA BLANCO TARDÍO

Es la menor de las cuatro hermanas. Ella declara que Virginia la trataba con mucho cariño y le decía que era la más querida y del mismo modo trató a sus hijos. Asimismo, la volvía cómplice de todo lo que hacía, pidiéndole ayuda para muchas cosas y trabajando siempre juntas.

Para Teresa es un inmenso orgullo y felicidad que se reconozca la labor de su hermana, porque declara que desde que tiene memoria, siempre fue una persona entregada a los más necesitados. Recuerda que llevaba a su casa a personas de escasos recursos para catequizarlas, darles algo de comer o dinero o en algunos casos simplemente escucharlas y darles su apoyo.

Teresa recuerda que en su casa Virginia abrió un comedor para quienes necesitaban y siempre tenía la puerta abierta para aquellos que buscaban una limosna. Incluso en una ocasión un doctor que estaba enamorado de Virginia aprovechó las puertas abiertas, pero ella no le hizo caso.



PROCESO DE CANONIZACIÓN

La causa comenzó su proceso el 31 de enero de 2001, fue inaugurada por el entonces arzobispo de Cochabamba, Monseñor Tito Solari. Por otro lado, el sacerdote Miguel Manzanera, fue el juez delegado, que presidió el tribunal que examinó a 45 testigos que conocieron a Virginia Blanco y trabajó todo este tiempo en la recopilación documental y testimonial.

Durante el proceso se examinaron documentos como biografías, escritos y poesías místicas de valor literario. Toda la información formó un documento de 500 hojas llamado “Positio” que fue traslado hasta el Vaticano por el postulador Salvador Sanchis en julio de 2012.

El proceso de beatificación puede durar varios años y tiene cinco etapas. Primero se postula la causa; después se dicta la declaración de “Sierva de Dios”; luego se puede establecer que es “venerable”, en la cuarta etapa se determina si es o no una “beata” y al final del proceso la persona puede ser declarada “Santa” tras la verificación de algún milagro.

En estos momentos la causa se encuentra en la tercera etapa, pues Virginia fue declarada venerable el 22 de enero de la presente gestión. En estos momentos el Vaticano está estudiando la existencia de un milagro realizado por la laica. Mientras se investigue no se puede dar a conocer en qué consiste dicho milagro. Sin embargo, si es beatificada, sería la primera boliviana en conseguir este título de importancia.



OPINIONES

MARÍA TERESA BLANCO, HERMANA
Ojalá volvieran a funcionar las obras

Ella era muy cariñosa, yo era su hermana preferida y me hacía ayudarle y acompañarle a todo. Era impresionante su amor por los pobres.

Por supuesto que estoy muy feliz y orgullosa. Ella se lo merece, porque realmente era una santa, entregó toda su vida a los demás.

Yo la amaba mucho y ella a mí y a mis hijos. Ella hacía oración todos los días y adoraba siempre pensando en los demás.

Lastimosamente no pude seguir con las obras, porque nos llenamos de deudas, ojalá pudieran volver a funcionar.



MIGUEL MANZANERA, SACERDOTE
La beatificación sería un modelo para todos

Virginia es una mujer que se caracterizaba por ser muy piadosa. Todas las personas en sus testimonios recuerdan su piedad y cariño con los demás, especialmente con los más necesitados.

Bolivia ha sido un país católico con mucha fe, pero en los últimos tiempos se ha ido perdiendo. Entonces, la beatificación de Virginia sería un modelo de santidad para que el pueblo boliviano pueda recuperar lo perdido.

Esperamos que en la visita del Papa también se pueda hacer referencia a este tema de Virginia y los Santos en general.



MAGDALENA CONDORI, RELIGIOSA DEL COLEGIO IRLANDÉS
Ofreció su vida como pan partido

Para la comunidad de las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, el que haya una exalumna en proceso de beatificación significa mucha gratitud al Señor por el regalo de la vida de Virginia. Ella dijo sí al proyecto de Cristo y ofreció su vida como un pan partido para la construcción del Reino, a la que somos llamados todos desde el lugar, oficio y vocación que elijamos.

Asimismo, nos sentimos bendecidas y contentas, porque vivió la pedagogía del corazón, el amor a la Virgen propio de nuestro colegio. Ella es un ejemplo a seguir, como hija, hermana, estudiante y cristiana comprometida.



ÓSCAR APARICIO, ARZOBISPO
Es algo a lo que todos estamos llamados

La beatificación de Virginia significa un gran don y regalo para la Iglesia boliviana, pero también significa un signo de que se puede caminar a la santidad. Algo a lo que todos los cristianos estamos llamados a buscar y ser.

Es un signo muy importante, es algo que consideramos como un regalo que se nos ha dado a la Iglesia cochabambina y boliviana. Y que hay que seguir caminando hacía la beatificación de parte de ella.

Ella es una laica cochabambina que simboliza una fiesta para Cochabamba y por ende para el país.

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