La Festividad de Santa Vera Cruz se inició ayer con q’oas y coplas al Cristo o “Tata” de la fertilidad, como se lo conoce. Miles de devotos llegaron hasta el templo del mismo nombre, ubicado en el kilómetro 7 de la avenida Petrolera para pedir fertilidad, abundancia, pareja, buena cosecha o bienes materiales.
Luciana Nazareth, de cuatro meses, es el fruto de la devoción de sus abuelos que hace un año llegaron a los pies del “Tata”, pidiendo un nieto.
Leny Miranda, la madre, vive hace cinco años en Chile, y volvió ayer a Cochabamba sólo para agradecer el favor recibido. “Uno piensa que estas fiestas son paganas, pero independientemente de la imagen es la fe con la que uno hace las cosas. Esta niña que Dios me ha dado no sé si llamarla milagro o casualidad, quiero creer que es un milagro, es el fruto de la devoción de mis papás, que vinieron hace un año y estamos acá de vuelta con la bebé”, contó.
Asimismo, la familia de Eleuterio Quispe llegó desde Colomi, Chapare, para pedir abundancia en la cosecha de su producción y salud para sus animales. “Cada año volvemos. El Tata nos cumple desde hace 10 años, por eso venimos con toda mi familia”.
Explicó que el ritual para pedir fertilidad para el ganado y la tierra consiste en llevar la bosta del animal para realizar la q’oa. “Esas cenizas se llevan a la granja y se echa en la tierra eso protege a los animales y da una buena cosecha”, dijo.
El párroco del templo, Valerio Pacheco, señaló que los cánticos o coplas al Cristo también son una característica de la fiesta. “La actividad comienza con la q’oa y la oración al Cristo pidiendo la fertilidad, éstas a veces son burlescas, porque dicen ‘dame la wawa, quiero casarme’. Estas cosas picarescas que tiene mucho significado de fondo”, dijo Pacheco.
Santa Vera Cruz es la fiesta de la fertilidad y la abundancia. “Es la fiesta de la fecundidad humana, de la Madre Tierra, el ganado y los animales, en resumen, la vida, todos los humanos buscamos la vida, por otro lado es la abundancia porque nadie puede estar de hambre”, indicó.
Pacheco explicó que esta festividad conserva un sentido familiar, de vida y de fe, diferente a otros eventos religiosos. “Esta es la fiesta de la familia, de la vida, de la abundancia. No hay baile en grande, como en otras fechas, acá las familias se sientan en círculos con las ofrendas y se ponen en oración”, explicó.
Isabel Quispe comercia imágenes de yeso y muñecos de plástico que representan bebés, desde hace 25 años, y vio como miles de parejas llegan desde otros países como Argentina, Paraguay y localidades rurales del departamento para hacer sus pedidos. “Vienen con fe y se les cumple, y nos agradan a nosotros más. Las solteras se compran gallito para tener marido, otros compran animalitos para sus granjas, casitas, de todo, pero con fe”, apuntó.
Los devotos también llevan flores que representan los niños que quieren concebir. Se traen rosas en el caso de los que quieren que sea mujer, claveles para los varones. En cambio, las parejas ya no quieren tener hijos dejan muñecos en la parte trasera del Templo y las parejas que no pueden tener hijos recogen los mismos.
La fiesta guarda estrecha relación con el ciclo agrícola, el fin de la cosecha y el inicio de una nueva temporada de siembra y prosperidad.
La actividad tiene más de 500 años y recibe entre 30.000 a 40.000 devotos que vienen del valle alto, valle bajo, ciudad, interior del país y del exterior. “Ése es el promedio de las personas que pasan tocando al Cristo”, explicó el párroco.
DIFERENTES OPINIONES
Eleuterio Arispe, devoto
Hemos venido a visitar a nuestro Tatalita de Santa Vera Cruz, todo lo que traemos, los animales, las casitas, los abarrotes se cumplen.
Siempre venimos el primero de mayo, todo lo que ponemos se hace realidad para el siguiente año, se hace el pedido con fe y devoción.
Valerio Pacheco, párroco
Desde hoy (ayer), se agradece a la Pachamama. Esta fiesta tiene otro sentido en Cochabamba, es para la familia y la oración. No sólo vienen para pedir wawitas (bebés), traen también sus productos para que al año tengan buena cosecha. Ese es el milagro de la creencia, en el tiempo de la agricultura.
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