Más de 15.000 devotos del Divino Niño llegaron ayer hasta la localidad de Buen Retiro, distante a 140 kilómetros de la capital cruceña, para adorar la imagen religiosa, que ayer cumplió 16 años en Bolivia.
En 1998, la madre Fanny Tapia, perteneciente a una orden religiosa, acantonada en este poblado trajo consigo desde Colombia la primera escultura.
En su primer año en Bolivia solo seis fueron los devotos que participaron en la primera fiesta religiosa organizada esta parroquia.
Tras 16 años, la cantidad de feligreses, se multiplicó. Ahora cada año, miles de personas llegan a las polvorientas calles de Buen Retiro para pagar alguna promesa y pedir algún milagro.
Enfermos dan gracias a la imagen. Félix Padilla es uno de los miles de devotos que llegó hasta esta región. El hombre tiene 67 años, y por más de un año, padeció de tuberculosis.
Tras estar prácticamente desahuciado señaló que rezó al Divino Niños para que los médicos lo sanaran de este mal.
"Gracias a él (Divino Niño) estoy acá. Estoy curado, me hicieron unos análisis y la enfermedad desapareció. Por eso vine desde la frontera de Brasil (cerca de 700 kilómetros) a agradecerle", señaló el devoto casi entre lágrimas, mientras colocaba unas velas al pie de la imagen religiosa.
Ampliarán capilla. Carlos Longo, párroco, de esta comunidad, y presidente de la Fundación Divino Niño de la comunidad, indicó que la festividad fue un éxito.
Explicó que en vista del incremento de fieles se tiene previsto construir una capilla para acoger a por lo menos 10.000 personas.
Indicó que ya cuentan con terreno para encaminar la obra y pidió a los fieles y autoridades su colaboración para apurar los trabajos de construcción.
Todos los primeros domingos de cada mes cientos de personas acuden hasta Buen Retiro.
La afluencia de los fieles católicos también ha reactivado la actividad económica, de artesanos y los habitantes de Buen Retiro.
En el pequeño pueblo se han habilitado restaurantes además de alojamientos para albergar a los visitantes de todo el país.
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