Frente a la Iglesia Cuerpo de Cristo de la plaza de la Cruz, en Villa Adela (El Alto), cientos de jóvenes estudiantes de más de 16 unidades educativas se concentraron ayer para participar en la procesión con motivo del Corpus Christi. En el palco principal el párroco Sebastián Obermaier ofició el evento religioso, al que asistieron también representantes de organizaciones y adultos devotos.
Algunos de ellos acudieron para acompañar a sus vástagos y comprobar cómo en cada edición se renueva el ritual desde hace más de 20 años, impulsado por el párroco de origen alemán. Es el caso de Luis Mollo que, con 33 años, recuerda que en su infancia y adolescencia no perdía la oportunidad de participar.
"Me parece una iniciativa muy buena de Obermaier para dar a conocer lo que significa el día del Corpus y ayudar en la educación de los jóvenes para que no sólo piensen que es una festividad para el descanso del cuerpo”, apostilló el vecino de El Alto.
Durante la misa, previa a la procesión, el párroco se refirió en varias ocasiones a los estudiantes. "Queridos alumnos, necesitamos que bachilleres entren al seminario para que sean sacerdotes y el cuerpo de Jesús esté siempre con nosotros”, dijo en una de las ocasiones.
En su particular estilo, pidió a los jóvenes que se arrodillaran durante la homilía en el momento de alzar la hostia: "Todos de rodillas, por favor profesoras me ayudan, Alemania también se arrodilla” (bromeó el párroco).
84 estudiantes integran la banda de música Cuerpo de Cristo. Su profesor Enrique Alanoca señala que aunque no asistieron todos, están perfectamente preparados para entonar las marchas durante la procesión.
Liras, clarinetes, trompetas, redobles, tambores, platillos, entre otros instrumentos, ensayaron durante varios meses. Jimena Condori tiene 17 años y toca la lira, como su compañera Dayana Echalar. Al parecer es el instrumento preferido de las chicas. Condori afirma, además, que quiere aprender a tocar la trompeta, que de momento tiene más adeptos masculinos.
La procesión recorrió varias calles de Villa Adela, con la representación del cuerpo de Cristo (en forma de estrella) y Obermaier sobre una tarima terminó con su habitual bendición con agua bendita a los asistentes.
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