En sintonía con el pronunciamiento de diciembre pasado, "El cuerpo don de Dios", la Iglesia Católica, lejos de juzgar o condenar, manifiesta su respeto y solidaridad con las personas y familias que sufren por situaciones de conflicto de identidad sexual de alguno de sus miembros y rechaza toda forma de discriminación y violencia por motivos de identidad sexual.
Sin embargo, guiada por los principios de la ley natural y la moral del Evangelio, así como por diferentes aportes de la medicina en esta materia, denuncia que la aprobación y aplicación de esta ley no soluciona los problemas de fondo y puede convertirse en fuente de mayor sufrimiento para las personas y la sociedad, aspectos que han sido puestos en conocimiento de la Comisión de DDHH de la Cámara de Diputados, en el aporte elaborado por la Conferencia Episcopal Boliviana con base en estudios científicos y sociales.
Consideró que “el cuerpo nos es dado por la naturaleza y como don de Dios que merece ser tratado con dignidad e impone una concreta identidad y orientación a la vida que no pueden ser manipuladas según las libres opciones de los individuos”.
La ideología de género desconoce el principio de que la determinación sexual es constitutiva de la persona, de manera que solo existe la persona-varón y la persona-mujer, y además que están hechos el uno para el otro.
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