La peculiar festividad en este poblado, cuyo alcalde reconoce que es clave para los pobladores por la llegada del turismo, se remonta a 1947 cuando la imagen fue colocada en una lancha e hizo un recorrido por la orilla del lago, en el marco de la celebración de la Santa Cruz.
Cada 3 de mayo los feligreses cargan la imagen por las calles del poblado, adornadas con vistosas alfombras elaboradas con aserrín de colores o flores naturales y pino hasta el muelle.
Allí, la imagen es colocada en la parte superior de una lancha y se inicia el recorrido por el lago junto a decenas de adornadas embarcaciones repletas de fieles. Tras recorrer unos kilómetros cerca de la orilla, la imagen es llevada al centro del lago y dejada por varias horas en una piedra conocida como la Silla del Niño Dios.
Por la tarde los devotos regresan en las lanchas para recoger la imagen y devolverla a la iglesia.
El alcalde de Amatitlán, Mainor Orellana, reconoció que la actividad es fundamental para la población debido a la cantidad de turistas que atrae "esta tradición".
"Es un orgullo esta procesión, y hoy tenemos la visita de imágenes de otros municipios, lo que fortalece estas tradiciones", puntualizó.
"Cada 3 de mayo es pintoresco, porque celebramos la Santa Cruz (...) y esta procesión acuática es única en su género, por eso llama la atención, y esto nos lleva a un encuentro personal con Dios", afirmó al diario Prensa Libre el párroco del lugar, José Vinicio Sandoval.
El lago de Amatitlán es uno de los más contaminados en este país debido a los residuos de industrias, falta de plantas de tratamiento de aguas residuales, basura, heces y sustancias agroquímicas.
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