miércoles, 24 de mayo de 2017

El papa advierte a Trump: "el mundo necesita paz"



El papa Francisco y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantuvieron hoy un diálogo "cordial" en el que respaldaron "la promoción de la paz en el mundo" mediante la negociación política, según la Santa Sede.

El Vaticano indicó que la conversación de ambos en la biblioteca papal y que duró 27 minutos ambos mantuvieron un "intercambio de puntos de vista sobre algunos temas relacionados con la actualidad internacional y la promoción de la paz en el mundo".

Esto se debe conseguir, según señaló el comunicado vaticano que dijeron el papa y Trump, "mediante la negociación política y el diálogo interreligioso, con especial referencia a la situación en Oriente Medio y la protección de las comunidades cristianas".

"Un encuentro fantástico"

El presidente Trump, calificó de "fantástico" el encuentro con el papa y dijo que es "una gran persona", según los medios italianos.

Trump realizó estas afirmaciones al encontrarse con el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, en Villa Taverna, la residencia del embajador estadounidense en Roma.

"Con el papa, un fantástico encuentro. Una gran persona", le dijo Trump a Gentiloni, con quien mantuvo un breve coloquio antes del G7 que se celebrará el 26 y 27 de mayo en la localidad siciliana de Taormina.

Con esta reunión concluyó la visita de 19 horas de Trump a la capital italiana, en la que fue recibido por el papa y por el presidente de la República, Sergio Mattarela.

Está previsto que llegue esta tarde a Bruselas para participar allí en la cumbre de líderes de la OTAN, mientras que el 26 regresará a Italia para participar en la reunión del G7.

Claves del encuentro con Francisco

"No olvidaré sus palabras", le dijo un serio Donald Trump al papa Francisco tras la audiencia de casi media hora mantenida en la Biblioteca del palacio pontificio.

Lo que no olvidará el presidente de Estados Unidos seguramente no lo revelarán ni la Casa Blanca ni el Vaticano, pero Francisco lanzó algunos mensajes durante la entrega de regalos.

Como cuando le presentó sus escritos sobre "la familia", "la alegría del evangelio" y al final su encíclica "Laudato si", que es "sobre el cuidado del medioambiente", en lo que pareció un consejo ante la política poco medioambiental de la nueva Administración estadounidense.

Tampoco olvidará una emocionada Melania, que vestía de negro, con el pelo recogido y mantilla corta, cuando el papa Francisco, para romper el hielo durante un encuentro con pocas sonrisas y demasiado formal, le preguntó si le había "dado de comer potizza" señalando a su marido, en referencia al tradicional dulce esloveno, país de origen de la Primera Dama.

En un primer momento pareció, en la transmisión televisada del encuentro, que el papa había dicho "pizza", pero luego la Casa Blanca precisó que el pontífice se refirió al plato esloveno.

"Sí, delicioso", dijo una sorprendida Melania, que después pidió al pontífice que bendijese un rosario que tenía entre sus manos.

Fue la única broma de una reunión muy formal en la que tanto Trump como el papa, aunque con mucha amabilidad en el trato, mostraron siempre un rostro serio.

La hija mayor de Trump, Ivanka, que también lució un vestido negro de manga larga y un vaporoso velo del mismo color, hizo algunos comentarios al papa, quien se limitó a responder con una sonrisa.

También formaron parte de la delegación estadounidense, el yerno del presidente, Jared Kushner, además del secretario de Estado, Rex Tillerson; el asesor de seguridad nacional, el teniente general H.R. McMaster, y la portavoz presidencial, Hope Hicks, así como otras ocho personas y una intérprete.

Durante toda la audiencia, siempre con pocas sonrisas y mucha formalidad, Donald Trump escuchó con atención las palabras del pontífice.

El presidente de EEUU entregó a Francisco, en una elegante caja negra, una colección de los libros de Martin Luther King. "Pienso que los disfrutará", le dijo.

Al recibir las dos encíclicas del pontífice y la exhortación apostólica, así como el último mensaje de la Jornada de la paz, escrito por Francisco, Trump le aseguró: "Los leeremos".

Era otro mensaje del papa, pues el discurso para la jornada de la Paz se centró este año en el elogio de "la no violencia" y en él se citaba también a Martin Luther King.

Pero el regalo más simbólico fue el medallón de bronce que Francisco regala a muchos jefes de Estado, que representa un olivo que crece entre una piedra partida.

Explicó entonces a Trump, con ayuda de su intérprete, que le gusta regalarlo para que los mandatarios sean "unión para la paz".

El presidente estadounidense comentó sobre esas palabras del pontífice: "necesitamos paz".

El papa le había recibido con un apretón de manos y un "encantado de conocerle", en inglés, en la Sala del Tronetto, y Trump le contestó "gracias" y "es un honor".

"Es un honor estar aquí", fue la frase que también dio inicio a la reunión de ambos sentados ante el escritorio de la Biblioteca.

Francisco se justificó ante el presidente de que su inglés no es muy bueno y le presentó al que sería su intérprete, el religioso Mark Milles, de la Secretaría de Estado.



El primer encuentro entre los dos líderes generó muchas expectativas por sus posiciones muy diferentes sobre temas como migración, cambio climático, venta de armas, pena de muerte, islam.

Para romper el hielo del pasado

El papa, que al inicio del encuentro parecía serio, apareció luego cordial y sonriente y llegó hasta bromear con la esposa de Trump, Melania, sobre el gran tamaño de su marido, alto más de 1,90 metros.

"Pero, ¿qué le das de comer?", le comentó divertido.

Las relaciones entre Francisco y Trump se habían enturbiado después de que en febrero de 2016, a bordo del avión de regreso a Roma desde México, el papa criticara las declaraciones contra los emigrantes del entonces precandidato presidencial republicano.

"Una persona que piensa sólo en hacer muros, sea donde sea, y no hacer puentes, no es cristiano. Esto no está en el Evangelio", dijo entonces Francisco con respecto a la promesa electoral de Trump de construir en la frontera con México un muro de más 2.500 kilómetros.

A esas declaraciones el candidato republicano replicó con dureza, acusándolo de ser un político más que una autoridad moral.


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