lunes, 6 de junio de 2016

Ricardo Castañón/// El investigador sostiene que las pruebas sobre el “Cristo que llora” son claras y que la Iglesia católica tiene la última palabra.

En 21 años de investigación, la imagen y los residuos de sangre del “Señor de Limpias” o “Cristo que llora” fueron sometidos a una exhaustiva investigación científica en 13 oportunidades, en laboratorios de cuatro continentes,

Hace unos días, el doctor Ricardo Castañón Gómez, científico boliviano promotor y especialista en el tema, estuvo presente en el programa “Que no me pierda”, dirigido por Diego Viamont, en la Red Uno, donde afirmó que todas las pruebas revelan que las lágrimas y la sangre de la escultura pertenecen a un ser humano, y que a pesar de estos resultados la Iglesia católica de Cochabamba todavía

no ha emitido su postura.

“El Cristo lloró por primera vez el 5 de marzo de 1995. El entonces arzobispo René Fernández autorizó que se realicen las primeras investigaciones y que se construya una capilla para oficiar una misa mensual”, recuerda Ricardo Castañón.

De acuerdo a este investigador, es el momento para que la Comisión Episcopal vigente se pronuncie acerca de esta manifestación sobrenatural.

“No es necesario que el

Vaticano sea el primero

en decir algo. En algunos países vecinos sus autoridades eclesiásticas fueron las que se pronunciaron y

reconocieron estos sucesos; como es el caso del obispo de Argentina, Héctor Sabatini, quien declaró “de origen sobrenatural” las apariciones de la Virgen, de San Nicolás de los Arroyos”, afirma.

Para Castanón, esto muestra que los obispos locales tienen la suficiente autoridad para emitir este tipo de pronunciamientos, luego de escuchar los informes científicos y la postura de los teólogos.

“Aún no conozco la opinión del nuevo arzobispo Óscar Aparicio, pero tengo entendido que el ex Monseñor Tito Solari ya tiene su postura y desearía conocerla, puesto que los cochabambinos ya estamos esperando 21 años”, señaló.

El “Cristo que llora” es una de las imágenes más estudiadas del mundo; en el caso de la Virgen de Fátima demoró 17 años en ser reconocida, y la Virgen que exudó en 1953 en Siracusa -que fuera reconocida por el Papa Pio XII-, demoró un año.

Para finalizar, Ricardo Castañón afirmó que, en estos tiempos modernos donde la gente es tan racionalista y los valores se están deteriorando, esta promulgación podría ser una antorcha espiritual que ayude a la consecución de identidad de este pueblo.

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