domingo, 14 de febrero de 2016

Valentín no es el único santo del amor

14 de febrero. En Bolivia, la fiesta del amor más popular del mundo todavía no es “tan popular”, limitando su aceptación a la población adolescente y joven. Fuera del foco mediático, son otros los personajes religiosos que responden a las plegarias de los enamorados y de aquellos en busca del amor

Su rostro transmite paz y comprensión, como la de un amigo ofreciendo consuelo en medio de una mala racha. Sus mejillas sonrojadas y tersas dan cuenta de su juventud y vitalidad. En un brazo, sostiene a un tierno bebé (el niño Jesús) y en la otra, un pan, uno de esos parecidos a las marraquetas, pero de una masa más liviana y voluble.

Así se ve la imagen de San Antonio de Padua en la Catedral de Cochabamba, en el ala noreste de este templo, al lado de Santa Rita, quien muestra un semblante más recatado, se nota que ella ha sufrido más, que sabe más.

Fijadas en las paredes y bases alrededor de ambas imágenes se ven plaquetas de agradecimiento con frases como “Gracias por los favores recibidos”, “En devoción de” e incluso una que dice “te amo”, esta última debajo de la figura de San Antonio, quien es reconocido popularmente como uno de los “santos del amor”.



PATRONO DE LOS ENAMORADOS

Fernando Martim de Bulhões e Taveira Azevedo nació en Portugal a fines del siglo XII y a una edad muy joven ingresó a la Orden de San Francisco de Asís, donde fue renombrado como Antonio (cuyo significado etimológico es “defensor de la verdad”).

En vida, se le atribuyeron milagros, siendo la aparición de Jesús, en la forma de un niño pequeño, el que más atención recibió de los artistas y pintores, acostumbrados a retratarlo cargando al sagrado niño o también, sosteniendo un lirio blanco, símbolo de su castidad.

De acuerdo a los historiadores, Antonio, afectado por una grave enfermedad, decidió retirarse a un monasterio en las afueras de Padua, donde murió a la edad aproximada de 36 años, el 13 de junio de 1231. Tras su canonización, a menos de un año de su muerte, continuaron relacionándolo al cumplimiento de favores y milagros.

Hasta ahora, no se sabe con seguridad cómo su creciente fama de asistidor de causas difíciles empezó a ser acompañada de la de “patrono de los enamorados”.

Con el tiempo, se generaron muchas creencias y prácticas en torno a su figura, algunas de ellas muy extrañas, como la de colocarlo de cabeza para conseguir pareja sentimental.

Según explica el sitio Esmas.com, se cree que cuando se pone al santo en esta posición, éste se queda penando, castigado, hasta que cumpla la petición de conseguirle pareja a la persona que lo puso así.

En un reportaje publicado en Informe21.com, el sacerdote Pedro Nuno de la Iglesia de San Antonio en Lisboa (donde se encuentran los restos de San Antonio en una cripta), asegura que poner al santo de cabeza para pedir novio o novia “es una práctica supersticiosa”, y que la gente debería encontrar el amor por su predisposición y voluntad, no por la intervención de un personaje santo. “Es más la fe la que hace el milagro, que el milagro creando la fe”, indicó Nuno al medio.

A pesar de que esta recomendación es apoyada por la Iglesia en su conjunto, persisten las prácticas supersticiosas, como las realizadas en la comunidad mexicana de Michoacán (Morelia).

En este lugar existe un restaurante llamado San Miguelito, donde está el ya famoso Rincón de las Solteronas, un sector del local que reúne más de 700 imágenes de San Antonio, todas de cabeza. De acuerdo a la tradición, las solteras deben colocar 13 monedas a los pies de la imagen (de preferencia regaladas por trece mujeres que ya estén casadas o de novias), después dar trece vueltas a una fuente colocada en el centro, encender una vela y rezar una oración que parece más una copla carnavalera.

Este rincón está estratégicamente decorado con fotos de bodas “concedidas” por el santo y hasta se muestra un libro en el que las afortunadas dan gracias por el milagro.

PATRONA DE LOS IMPOSIBLES

Rita Mancini nació en 1381, cerca del pueblito de Casia, en una Italia convulsionada por conflictos geopolíticos y rebeliones. Sus padres la adoctrinaron en la fe cristiana desde muy pequeña, posiblemente motivados por una inusual circunstancia: siendo una bebé, la niña era continuamente visitada por abejas blancas, quienes depositaban miel en su boca, sin causarle ningún daño o susto.

A pesar de que había manifestado su deseo de ser religiosa, Rita fue obligada a casarse, para su mala fortuna, con un hombre bebedor y mujeriego, que la maltrataba con rigurosidad y con quien tuvo dos gemelos.

Tras la muerte de su esposo y sus hijos, Rita ingresó a la Orden de las Hermanas Agustinas.

Hasta su propia muerte, Rita fue objeto de señales de santidad, como los estigmas en su cuerpo, que le provocaron llagas y heridas dolorosas, acompañadas de marcas de espinas en la cabeza. Falleció el año 1457 y fue canonizada el año 1990, por el papa León XIII.

Hasta hoy, abundan testimonios sobre la intervención de esta santa en situaciones graves, como sanación de enfermedades y recuperación de habilidades corporales, consideradas comúnmente como causas “imposibles”, etiqueta que también suele aplicarse a los anhelos amorosos, aspecto en el que Santa Rita también puede ayudar, según la fe popular.

SAN VALENTÍN CASAMENTERO

De acuerdo al portal Educando.edu, el origen de esta celebración se remonta a la Roma del siglo III, cuando el emperador Claudio II, convencido de que los soldados rendían mejor si estaban solteros y sin familia, prohibió la celebración de matrimonios para los jóvenes.

Es entonces que un sacerdote llamado Valentín, conmovido por la situación de los novios de la región, comenzó a celebrar estas uniones en secreto. Descubierto por los funcionarios romanos, fue condenado a la muerte por el emperador. Su ejecución tuvo lugar el 14 de febrero del año 270 d.C.

Según el sitio Aciprensa.com, el avance del cristianismo en los siglos posteriores a la muerte del “héroe de los enamorados” propició la instauración de una fiesta en su honor. Como ocurrió con muchas fiestas paganas, la Februata Juno (en honor a la deidad romana del sexo y la fertilidad) fue cristianizada y reemplazada por la de San Valentín, un santo de quien no se sabe mucho, además de su muerte. Es más, el calendario litúrgico celebra a San Cirilo y San Metodio el 14 de febrero, no a San Valentín.

Consultado sobre “el amor”, el padre Germán Sainz, de la parroquia San Juan de Dios de Cochabamba, opina que en la actualidad, la dimensión espiritual de este sentimiento está en crisis. No es que todos seamos seres materialistas e interesados, sino que el contexto nos ha conducido a apreciar más aquello que podemos ver y tocar, aquello que nos brinda satisfacciones inmediatas, como un enorme peluche blanco, un ramo de rosas o una declaración pública en el muro de una red social.

“El amor espiritual es servicio, es paciencia, es perdón y reconciliación. Es la base de la alabanza, alabamos a quienes amamos. No es una promesa de labios para afuera. Dios es amor y vive en nosotros”, reflexiona Sainz.

Pensándolo un poco, la conciencia de que el amor es algo intrínseco a cada ser humano podría impulsar un cambio en las relaciones sociales: ya no tendría que pedirse o exigirse a otros, santos o pecadores, solo reconocerse en cada uno, porque ya está ahí.


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