jueves, 18 de febrero de 2016

Papa critica explotación laboral y pide verdadera reinserción de reos

El papa Francisco criticó ayer en Ciudad Juárez la explotación laboral al asegurar que “Dios pedirá cuenta a los esclavistas”, durante un encuentro con empresarios y trabajadores mexicanos, mientras que en la cárcel Cereso 3 pidió una verdadera reinserción de los presos.

En los dos actos antes de la misa del Papa en Ciudad de Juárez, en la última jornada de su visita a México, Francisco se reunió en el colegio de bachilleres del Estado de Chihuahua, con organizaciones de trabajadores y representantes de cámaras y gremios empresariales.

Pero sobre todo, les indicó que a todos ellos les une la responsabilidad de “crear espacios de trabajo digno (...) especialmente para los jóvenes de esta tierra”.

Y es que Francisco señaló que “uno de los flagelos más grandes” a los que se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo, “lo que genera en muchos casos situaciones de pobreza”.

La primera cita del día había sido la visita al Centro de Readaptación Social, el Cereso 3, donde los esperaban unos 700 reos.

“Estoy concluyendo mi visita a México y no quería irme sin venir a saludarlos”, les dijo el papa Francisco, quien quiso celebrar con los presos “el Jubileo de la Misericordia”, el Año Santo que comenzó el pasado 8 de diciembre.

Francisco que visitaba una cárcel mexicana después del motín en la cárcel estatal de Topo Chico, en Monterrey, en la que murieron 49 presos, criticó en su discurso el ineficaz sistema carcelario y de rehabilitación.

“Ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que estas medidas solucionan verdaderamente los problemas”, lamentó Francisco en su discurso.

Para ello, el Papa abogó por “la reinserción o rehabilitación comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social, es decir, una sociedad que no contamine relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social”.

También criticó cómo a veces parece “que las cárceles se proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos más que promover los procesos de rehabilitación que permitan atender los problemas sociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud”.

Francisco les pidió: “Luchen desde acá dentro por revertir las situaciones que generan más exclusión. Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión”.

Porque, agregó, “quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir experimentó el infierno, puede volverse un profeta en la sociedad”.

“Si dijese lo de quien está libre de pecado que tire la primera piedra. Yo me tendría que ir”, les dijo a los presos.

Y agregó, ante el total silencio, en el patio de la cárcel: “Siempre que entro en una cárcel me pregunto, por qué ellos y yo no”.



Mensaje reflexivo

El papa Francisco aseguró que “la pobreza es el caldo de cultivo para el narcotráfico” por lo que instó a colaborar para encontrar soluciones, en un encuentro con empresarios y trabajadores en Ciudad Juárez, en la última jornada de su viaje a México.

En el colegio de bachilleres del Estado de Chihuahua, Francisco abogó por el diálogo entre todas las organizaciones del trabajo, porque: “no podemos darnos el lujo de cortar toda instancia de encuentro, de debate, de confrontación, de búsqueda”.

“Hoy están aquí diversas organizaciones de trabajadores y representantes de cámaras y gremios empresariales. A primera vista podrían considerarse como antagonistas, pero los une una misma responsabilidad: buscar generar espacios de trabajo digno (...) especialmente para los jóvenes de esta tierra”, dijo el pontífice argentino.

Y es que Francisco señaló que “uno de los flagelos más grandes” a los que se ven expuestos los jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo, “lo que genera en muchos casos situaciones de pobreza”. Esta pobreza, señaló, “es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia”.



MISA FRONTERIZA

El papa Francisco saludó y bendijo a unos 400 fieles que lo esperaron durante horas en el lado estadounidense del fronterizo río Bravo, en un gesto simbólico en Ciudad Juárez antes de la misa que cerró su maratónica gira a México.

Francisco subió una pequeña pendiente con una cruz a la orilla del río, donde saludó a los fieles, entre ellos numerosos solicitantes de asilo, que lo saludaban de vuelta.

La misa en el lado mexicano de la frontera se realizó en una explanada al lado del río Bravo y fue transmitido por pantallas gigantes a un estadio de El Paso, Texas.

Centenares de personas cruzaron la frontera desde Estados Unidos para acompañar la misa, mientras otros optaron por participar desde el estadio Sun Bowl de El Paso.

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