lunes, 17 de agosto de 2015

San Roque, el intercesor que cura la enfermedad del alma



La Fiesta Grande de Tarija es un acontecimiento esencialmente religioso en el que la relación de los Chunchos, cañeros, quenilleros, tamboreros y alféreces para con San Roque es de promesa y en el que se pide por la salud personal, la de algún pariente o de una persona cercana, pero también del alma, del malestar que hace que la invocación se actualice y trascienda de lo que era una enfermedad real de la lepra a lo que es una enfermedad interior, del alma.

En este sentido, el libro “Características psicosociales de la Fiesta Grande de Tarija: Patrono San Roque”, de Nils Puerta Carranza, aborda el tema a través de un par de entrevistas que sostiene con dos importantes sacerdotes franciscanos, los padres Lorenzo Calzavarini – ya fallecido- y el actual párroco del templo Garvin Grech.

La peste
Para Calzavarini San Roque era un santo franciscano de la Tercera Orden, que sufrió por peste (lepra); el concepto de peste es precisamente la razón por la que vino a Tarija esta devoción en un momento de su historia en la que las circunstancias de esta enfermedad se presentaban de forma muy grave. Entonces San Roque, habiéndola sufrido, está ligado a una imagen de salud.
Para este sacerdote, la fiesta de San Roque es todo un documento viviente por sus distintas particularidades, especialmente la de los Chunchos. Hay un documento del convento de 1700, el cual refleja que Chunchos se denominaba a todas las personas que no eran guaraníes, el documento fue escrito en La Paz.
Por lo tanto la relación de los Chunchos nos viene desde los valles de ese departamento, es decir, es una denominación altiplánica, pero incluye estos valles (La Paz) que eran zonas seguramente de enfermedad, entonces los Chunchos vienen prácticamente a Tarija, ya que el clima es suficientemente apto para la salud. Todo lo que es la descripción de la fiesta y la vestimenta, da razón de una enfermedad.
Por este motivo la vestimenta de los Chunchos promesantes evoca a la utilizada por los enfermos de lepra que peregrinaban desde Lazareto, lugar donde fueron confinados, hasta la ciudad en busca de comida. Y esto se reproduce en las procesiones que se realizan de templo en templo.
Los cantos que entonan, los sincronizados pasos que realizan muestran lo que es la espiritualidad del Chuncho. El Chuncho está ligado a una religiosidad, sobre todo católica. Esta forma de expresarse frente a las circunstancias es un poco cantar la precariedad de la vida, pero si no se reconoce aquella precariedad, se vuelve un castigo. Entonces la fiesta de San Roque es vencer el miedo, que es siempre un apunte interior; algo psicológico, es decir una dimensión interior, donde el tarijeño en su realismo subsana lo que puede ser peligroso y precario.
Por su parte, Grech apunta que la fiesta de San Roque es una vitrina de expresión religiosa, de expresión cultural, de expresión social de la idiosincrasia de la tarijeñidad y también verdad de la gracia de Dios.
También es la expresión de la experiencia del pueblo, porque cuando se habla de sufrimiento son muchas emociones y es mucha energía, “sabemos que cuando hay alguien enfermo, no solamente la persona enferma, sino también la familia porque hay mucho sufrimiento. Entonces pensemos por qué se llama la Fiesta Grande de Tarija, porque hay la experiencia del dolor, la experiencia de la injusticia, la experiencia de un pueblo sufrido que se expresa de una forma muy positiva, hay mucho más de positivo que de negativo”.
El sacerdote agrega que lo que se vive en Tarija es único en el mundo, San Roque y Chunchos, en su integridad, es irrepetible; por este motivo debe preservarse esta herencia recibida, la experiencia del pueblo que lleva ya más de 400 años.

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