miércoles, 17 de julio de 2013

Jornadas Mundiales de la Juventud Jóvenes brasileños descartan protestas durante la visita del Papa


Jóvenes que manifestaron por más inversión en salud y educación esperan que el papa Francisco, con su fuerte mensaje a favor de los pobres, apoye sus demandas en su visita a Rio, y descartan aprovechar el evento para retomar las protestas.

"Las manifestaciones tienen un carácter social y protestar por justicia, contra la corrupción y los abusos es una virtud evangélica", dijo a la AFP Tanat Resende (22), estudiante de Derecho y católico, que participó de las históricas protestas que en junio reunieron a más de un millón de jóvenes en varias ciudades de Brasil.

Los manifestantes pedían más dinero para reformar los sistemas de transporte, educación y salud y penas mayores para políticos y empresarios corruptos, en vez de en estadios para el Mundial de fútbol de 2014.

"Es perfectamente razonable que el papa apoye estas causas", agregó Resende, que duda que se aproveche su visita durante la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) -del 23 al 28 de julio en Rio de Janeiro- para retomar las protestas, como sucedió en junio en plena Copa Confederaciones.

Papa anticorruptoEl papa Francisco, quien eligió su nombre por el santo italiano san Francisco de Asís, que consagró su vida a la defensa de los pobres, ha insistido desde su elección en marzo en la necesidad de que la Iglesia, los fieles y los gobiernos presten más atención a los más desposeídos.

Su mensaje ha sido acompañado de gestos de alejamiento de los lujos, como por ejemplo la decisión de no aceptar la habitación de dos ambientes que le ofrecieron para dormir en Rio, y optar por una más simple, igual a la de los siete cardenales que lo acompañan.

"El papa Francisco es un hombre muy sensible al contexto social y no me sorprendería que hubiera algún tipo de referencia" a las protestas, expresó a la AFP Benjamin Paz Vermal, uno de los portavoces de la JMJ.

El papa ha tomado iniciativas contra la corrupción en la Santa Sede y planea una reforma en el banco del Vaticano, uno de los más secretos del mundo.

La postura anticorrupción del papa "nos va a ayudar para luchar más contra la corrupción, la pobreza, la miseria", comentó a la AFP Nathalia Pinto (21), quien se declara católica y también participó en las masivas manifestaciones de junio.

"El papa llega en buena hora a Brasil, en un momento en que la población sale a las calles pidiendo justicia, igualdad, salud, educación", aspectos sociales que son lema de su papado, explicó a la AFP Iván Esperanza Rocha, historiador y especialista en religiones de la Universidad estatal de Sao Paulo.

Paz en medio de las revueltasHasta el momento, las únicas movilizaciones convocadas en las redes sociales son por parte de grupos de defensas de los derechos de los homosexuales y una "marcha de las putas" para protestar contra la "violencia de género".

La JMJ dará "aún más fuerza al sueño brasileño de continuar avanzando en conquistas sociales" y "en el mejoramiento de nuestra democracia", dijo la presidenta Dilma Rousseff, dirigiéndose a los jóvenes por televisión.

"La venida del papa va a traer más esperanza, más paz, en estos momentos que estamos un poco perturbados", estimó Pinto.

"La visita del papa es mucho más delicada, pues Brasil es un país muy católico. Y las personas no consideran que esto sea lo mismo que la Copa del Mundo o las Olimpiadas", opinó a la AFP Mario Campagnani (29), miembro del Comité Popular de la Copa y las Olimpiadas, uno de los principales movimientos que convocó a las protestas de junio.

Un 64,6% de la población se declara católica en Brasil, según el censo de 2010.

"Las críticas son más contra los gastos públicos en la Copa del Mundo 2014 y las Olimpiadas 2016, yo no he escuchado muchas críticas contra la visita del papa", agregó.

El arzobispo emérito de Sao Paulo, Claudio Hummes, dijo al diario O Estado de Sao Paulo que el papa no le teme a las manifestaciones porque "las reivindicaciones no están vinculadas" a su visita. De hecho, los obispos católicos de Brasil han expresado su apoyo a las demandas.

La JMJ -la segunda que se realiza en América Latina- espera a 1,5 millones de fieles y costará a Brasil entre 145 y 160 millones de dólares, de los cuales 53 millones son pagados por los cofres públicos, según la prensa.

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