jueves, 13 de junio de 2013

El Vaticano negó palabras del Papa sobre el lobby gay

El Vaticano negó ayer a la prensa que el papa Francisco haya afirmado la existencia de un grupo de presión homosexual, como señala un texto publicado por el portal Reflexión y Liberación acerca de lo tratado en una audiencia papal con miembros de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR), el pasado 6 de junio en Roma.

“No existe ningún grupo de orientación homosexual en el Vaticano, menos que ejerza presiones de algún tipo”, dijo Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, en una conferencia de prensa.

Desde Bogotá, la CLAR señaló que “no se pueden validar las expresiones singulares atribuidas al Papa”.

“La CLAR asegura que el texto no estaba destinado a ser hecho público y que además no recoge exactamente la literalidad de lo ocurrido, ya que se origina en los recuerdos de los asistentes a la reunión”, señala un comunicado firmado por la presidenta de la organización, Mercedes Leticia Casas Sánchez, y el secretario general, Gabriel Naranjo Salazar.

Ambos religiosos manifiestan que “es claro que sobre esta base no se pueden atribuir al Santo Padre, con seguridad, las expresiones singulares contenidas en el texto, sino sólo su sentido general”.

En el comunicado se explica que los miembros de la CLAR que asistieron a la audiencia, entre ellos el boliviano René Cardozo, no grabaron las respuestas del Papa a las preguntas que le hicieron. Después de la audiencia “se elaboró una síntesis de ésta basada en los recuerdos de los participantes. Esta síntesis, que no contiene las preguntas hechas al Santo Padre, estaba destinada a la memoria personal de los mismos participantes y de ninguna manera a la publicación para la cual, de hecho, no se había pedido autorización alguna”, agrega el comunicado.

“El problema no es si Francisco hizo declaraciones refiriéndose a la corrupción en la Curia Romana, los bancos a su cargo o un supuesto grupo de homosexuales con capacidad de influir en las decisiones del Vaticano. Aquí lo que debe preocupar es que esa conversación privada sostenida con los miembros del CLAR haya sido grabada y filtrada por un medio de comunicación”, opina el vaticanista Carlo Solce, en el Foro de Radio Francia Internacional.

Un medio cuestionado

Precisamente, desde el Vaticano se cuestiona el error cometido por Reflexión y Liberación, el sitio de internet con sede en Santiago de Chile que se define como “el portal del pensamiento liberador latinoamericano”, estrechamente vinculado con las teorías de la llamada Teología de la Liberación.

Reflexión y Liberación divulgó un comunicado acerca del revuelo suscitado por la publicación de la “síntesis de lo que fue la reunión del papa Francisco con la directiva de la “CLAR”. Nos pareció que dicho texto estaba en sintonía con lo que a diario los grandes medios de comunicación escriben o informan de lo que dice o escribe el papa Francisco”, señala.

Reflexión y Liberación concluye con una cita del Evangelio de San Mateo: “Así, pues, lo que les digo a oscuras, repítanlo a la luz del día, y lo que les digo al oído, grítenlo desde los techos”.

Benedicto sabía qué pasaba
El 17 de diciembre pasado Benedicto XVI recibió un informe de casi 300 páginas, dividido en dos tomos, que guardó en la caja fuerte del apartamento pontificio.

Era el informe completo de la investigación sobre la fuga de documentos robados del despacho del Papa (el llamado Vatileaks') realizado por res cardenales, todos mayores de 80 años, y que conocen muy, muy bien como funciona la curia.

El contenido de ese informe es demoledor. Hasta el punto de haber convencido a Benedicto de que tenía que dimitir para posibilitar que un Papa más joven y enérgico llegue al Vaticano y se encargue de hacer limpieza a fondo.

Todo gira en torno a la observación del sexto y séptimo mandamiento: “No cometerás actos impuros”, proclama el sexto mandamiento; “no robarás”, dice el séptimo.









Punto de vista
IrENE hERNÁNDEZ PeriodistaEl 17 de diciembre, Benedicto XVI recibió un informe de casi 300 páginas, dividido en dos tomos, que guardó en la caja fuerte de su apartamento pontificio. Era el informe completo de la investigación sobre la fuga de documentos robados del despacho del Papa (el llamado VatiLeaks) realizado por tres cardenales, todos mayores de 80 años, y que conocen muy bien cómo funciona la Curia Romana.

El contenido de ese informe es demoledor. Hasta el punto de haber convencido a Benedicto de que tenía que dimitir para posibilitar que un papa más joven y enérgico llegue al Vaticano y se encargue de hacer limpieza a fondo.

Todo gira en torno a la observación del sexto y séptimo mandamiento: “No cometerás actos impuros”, proclama el sexto mandamiento; “no robarás”, dice el séptimo.

Sin duda Benedicto sabía qué pasaba en casa. Pero no tuvo la fortaleza física para enfrentar el problema. La papa caliente es para Francisco.

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