miércoles, 13 de febrero de 2013

Miguel Mora “Los lobos se metieron al despacho de Ratzinger”

Negocios, política, el control del Vaticano y el encubrimiento de abusos y de pederastia, son las claves que apunta el Miguel Mora, ex corresponsal de El País en Roma, para explicar el conflicto que provocó la súbita renuncia del Papa Benedicto XVI, además de los males de salud que aquejan al sumo pontífice.

Desde su despacho en París, donde ahora es corresponsal, Mora responde a EL DEBER y asegura que Joseph Ratzinger, un religioso intelectual octogenario, tiró la tolla porque se quedó solo tras haber emprendido la titánica tarea de reformar la Iglesia y subsanar los daños provocados por los abusos sexuales de sacerdotes, pese a guardar un perfil conservador.

Del otro lado de la vereda, frente a Ratzinger y su reforma, el cronista madrileño dibuja a una “curia ingobernable, acostumbrada a hacer su voluntad sin contar con el Papa”, un entorno heredado del mando de Juan Pablo II, una ‘gelatina’ de auténticos movimientos ultracatólicos que controlan el Vaticano y la Italia vaticaliana y que condujeron a Su Santidad a dimitir; algo que no ocurría hace 700 años.

- Tratamos de entender los entretelones de la renuncia de Ratzinger, ¿cómo se explica?

- Pues, primero la salud, la falta de fuerzas. Lo que él mismo dijo.

- ¿No es eso más una disculpa que se antepone a otros problemas?

- La tarea es titánica y él estaba totalmente solo. Ese es el problema de siempre: un intelectual, un pensador octogenario solitario fue llamado a una tarea ímproba porque la curia es ingobernable. Ratzinger intentó reformar lo que pudo, pidió perdón por los abusos sexuales, pero no pudo hacer limpieza de verdad porque eso habría supuesto llevar a la justicia a los que, a sabiendas, encubrieron esos delitos durante décadas.

- Seguro, se conoció de varios casos de pederastia en el seno de la Iglesia Católica y no hubo sanciones.

- De Marcial Maciel y de otros. Karol Wojtyla se dedicó a viajar y dejó la curia en manos de su secretario, Stanisław Dziwisz.

- Lo que explica el porqué no se procesaron los delitos.

- Benedicto XVI se encontró con una congregación de incapaces, acostumbrados a hacer su voluntad sin contar con el Papa. Esa gelatina vaticaliana, dedicada más a los negocios que a la fe, es la que manda realmente en el Vaticano y en Italia vaticaliana...

- Con tu experiencia como corresponsal de El País en Roma, ¿cuál crees que fue el detonante de la renuncia?, ¿algún hecho concreto preparado por la curia?

- Ratzinger tiró la toalla sabiendo que había pasado su momento. La oposición era evidente, no tenía aliados ni amigos allí dentro.

- Cuando decís “esa gelatina vaticaliana, dedicada más a los negocios que a la fe es la que manda realmente en el Vaticano e italia vaticaliana”, hablas de grupos ultracatólicos como Opus Dei, Comunión y Liberación, ¿correcto?

- Sí, de todos ellos.

- ¿En qué negocios andan metidos esos grupos de poder de la curia?

- Sanidad, banca, política y comunicación, entre otros…

- Se ha dicho que estos grupos de la curia están vinculados a Silvio Berlusconi, ¿podrías contarme de esas relaciones?

- Esa relación es inexistente hoy, la curia se negó a hacerse fotos con él cuando surgieron los escándalos. Pero estos grupos eran berlusconianos por interés económico y político, por negocios y favores cruzados.

- ¿Cómo crees que afectó el escándalo del mayordomo Paolo Gabriele y sus filtraciones para esta renuncia?

- Fue un paso más en la soledad y la desconfianza, los lobos se metieron en el despacho de Ratzinger.

- Benedicto XVI tiene un famoso secretario, Georg Gänswein, ¿él se mantuvo leal o pasó a filas de la curia conservadora?

- Creo que es fiel, pero no tiene mucha influencia. La curia es eminentemente italiana y latinoamericana. Los demás pesan menos.

- ¿Quiénes son los latinoamericanos de esa curia conservadora y de negocios del Vaticano?

- Darío Castrillón Hoyos, sobre todos los demás, arzobispo de Colombia. Él es un hombre que fue muy próximo a Wojtyla y siempre defendió la impunidad de los pederastas.

- La posición de Ratzinger sobre los sacerdotes pederastas, ¿fue la que determinó su salida?

- Pidió perdón, trató de hacer entender que era un delito, cambió las leyes, pero no pudo o no quiso ir más allá y revisar los casos de encubrimiento o complicidad. Sin embargo, intervino a los Legionarios de Cristo y a la Iglesia de Irlanda, lo que fue muy importante.

- Eso provocó el combate de los conservadores encubridores de la pederastia, ¿no?

- Sí, de Dziwisz, Castrillón, Sodano, todos los poderosos de la anterior etapa. En eso fue más moderno y progresista que los demás, fue más sincero. Pero hacer una limpieza a fondo era imposible, porque Wojtyla tenía que ser santo súbito y una revisión completa habría arruinado el proyecto...

- ¿Quién crees que será el sucesor de Ratzinger?

- Ni idea. Imagino que un italiano. Pero los cónclaves nunca salen como nadie imagina.



Perfil

Miguel Mora

Nacido en Madrid, en 1964. Es corresponsal del diario El País en París después de haberlo sido también en Lisboa (2005-2008) y en Roma (2008-2011). Anteriormente trabajó durante 10 años en la sección de Cultura de El País como reportero para temas de cine, literatura y arte y coordinó la información sobre flamenco. En 2011 fue galardonado con el premio Francisco Cerecedo, en España; y con el Livio Zanetti al mejor corresponsal extranjero en Italia. Asimismo, en 2010, obtuvo el premio del Parlamento Europeo al mejor reportaje sobre la integración de las minorías.

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