lunes, 1 de octubre de 2012

Tata Lagunas, un siglo de ritos y fe


Veneración a prueba del tiempo y DEL espacio

El pueblo de Calacala ha cambiado. Las casas de adobe parecen sembradas en lo que ahora son calles de una urbanización algo desordenada. El templo donde reina el Señor de Lagunas desde hace 100 años dejó el adobe de las paredes y las viejas cañahuecas del techo. Hoy se impone una edificación con pura piedra tallada.

El lugar parece otro, dice Florencia Rojas. Hace décadas sólo la iglesia existía por la zona y hoy una ciudadela está en construcción a 21 kilómetros de la ciudad de Oruro, de la capital Cercado. Pese a las transformaciones del sitio histórico, lo que se mantiene inalterable y a prueba del tiempo es la fe de millones de feligreses que en un siglo se acercaron a pedirle favores al Tata Lagunas o para agradecerle por milagros recibidos. Es el caso de Félix Roca Nuñez que hoy tiene 84 años, pero recuerda que desde su niñez asistió al lugar de la mano de sus padres, cuando solo los bailes de jula julas de pobladores de comunidades aledañas le daban el marco de fiesta desde el 14 de septiembre hasta fin de mes.

Roca es orureño y desarrolló su vida alrededor dell Tata Lagunas. Siendo colegial, emprendía con sus amigos una peregrinación desde la ciudad hasta el templo; es como la caminata que fieles de la Virgen de Urkupiña realizan cada 16 de agosto hacia el Calvario de Quillacollo, en Cochabamba (14 kilómetros). Solo que en Oruro el tramo es casi el doble.

Más joven, llegó a los pies del milagroso santo para presentarle a su e-namorada. -Ella será mi pareja de toda la vida- le dije, rememora el momento de hace 60 años.

Hace días Roca, llegó nuevamente con la mujer elegida a su lado, agradeciéndole esta vez por la vida. “Hace días, nos invitaron a una fiesta y cuando me servía la comidita, me atoré... no podía respirar, nadie se dio cuenta, estaba a punto de desfallecer. Pensé: hasta aquí llegué. Tata Lagunas, pero si muero quién te va a poner velitas, quién te irá a visitar... y como si una mano milagrosa actuara, volví a respirar. El Tata hizo el prodigio” recuerda con emoción y sus pequeños ojos ocultos detrás de espesos anteojos se llenan de lágrinas y las facciones de su rostro se contraen.

Roca advierte sin embargo que la gente debe tener cuidado cuando le haga pedidos al Tata. Su mamá le contó que antes de que él naciera, le pidió al Tata tener hijos y compró dos muñequitos envueltos y bendecidos. En realidad tuvo cuatro hijos, pero solo dos viven.

Los creyentes compran autos, casas, ganado, certificados de profesionales, de salud, compran ilusiones y se esfuerzan por hacerlos realidad. Alrededor de los puestos de venta están los que se encargan de bendecir mediante la fe católica y los que lo hacen con ritos andinos.

La historia de Jorge Cortéz es una muestra más de la veneración y fe inquebrantable. Jorge es parte de una familia de nueve hermanos. Sus papás son creyentes. El domingo pasado, los hermanos llegaron hasta el lugar en un bus. Cada uno preparó su “terreno (tomó unas piedras del lugar y en un tamaño no mayor al metro cuadrado le puso muro con pequeñas piedras), adentro las casas de Alasitas, una flota de micros, y ganado de yesos. La cerveza, los cohetillos, la mixtura y serpentinas ayudaron a dar el ambiente festivo. Antes llevaron todas las imágenes hasta el Señor de Lagunas que permanece en una cruz.

Jorge Cortéz recuerda que sus padres y sus abuelos cumplieron con las mismas costumbres y tradiciones.

-Ya tenemos todo y ahora venimos a cumplir y darle gracias. Tenemos casas, autos.. pero lo más importante es que nuestros papás están con vida- concluye.

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