lunes, 12 de marzo de 2012

Semana Santa en Europa

La Semana Santa es uno de los eventos litúrgicos más importantes para los creyentes católicos. En esta época España y Portugal, con enraizada tradición católica, reviven procesiones multitudinarias con una pasión propia de los más creyentes. Es también un momento ideal para conocer la historia del país ibérico.

Fátima. Es uno de los centros de peregrinación más importantes de Portugal. En esta ciudad ocurrió la aparición de la Virgen María a tres pastorcitos en 1917. También es la sede de la Basílica de Fátima que cuenta con 15 altares, que representan los 15 misterios del rosario.

Además, en el diseño de este templo están las figuras de los papas Pío XII, Juan XXIII y Pablo VI.

La ciudad de la luz. Las estrechas y entreveradas calles del barrio Alfama de Lisboa le dan un aire musulmán.

En Lisboa se puede conocer también la Torre de Belén y el Monasterio de los Jerónimos ambos considerados íconos de la arquitectura Manuelina y que simbolizan la era de la exploración portuguesa fuera de Europa.

Cáceres y Sevilla. En Cáceres es indispensable visitar la ciudad vieja y su barrio medieval considerado Patrimonio de la Humanidad. En Sevilla se recomienda recorrer las iglesias para observar las procesiones que se inician el Jueves Santo y se extienden hasta la madrugada del Viernes Santo, en lo que se denominada la Madrugada de Sevilla.

La Alhambra. En Granada se puede visitar el conjunto monumental de La Alhambra que fue residencia de los reyes de Granada.

Se empezó a construir en el siglo XIII, aunque las edificaciones que permanecen hasta hoy son del siglo XIV. Estos palacios encierran en sus muros el refinamiento y la delicadeza de los últimos gobernadores hispano árabes de Al Andaluz, los Nazaríes.

Cuna de civilizaciones. Toledo, es un escenario donde se libraron batallas y guerras. Ha sido escenario de acontecimientos trascendentales en la historia de España y de Europa.

Sus orígenes se remontan hasta la Prehistoria, es decir en el Neolítico. Excavaciones arqueológicas han revelado que Toledo, inicialmente era un poblado celtibérico amurallado, construido sobre el "cerro del Bú", justo en frente de la actual ciudad y al otro lado del río.

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