miércoles, 7 de marzo de 2012

“Es tiempo de conversión”

El Papa Benedicto XVI recordó ante miles de fieles que la Cuaresma era el tiempo en el que los catecúmenos iniciaban su camino de fe y conversión para recibir el bautismo.

Por eso invitó a todos los fieles a vivir este periodo de renovación espiritual. “La participación de toda la comunidad en los diversos pasajes del itinerario cuaresmal subraya una dimen- sión importante de la espiritualidad cristiana: gracias a la muerte y resurrección de Cristo, la redención alcanza no a unos pocos, sino a todos”, aseguró.

“El tiempo que precede la Pascua es un tiempo de ´metanoia´, el tiempo del cambio, del arrepentimiento; el tiempo que identifica nuestra vida y toda nuestra historia con un proceso de conversión que se pone en marcha ahora para encontrar al Señor al final de los tiempos”.

La Iglesia denomina tiempo de cuarenta días, con una referencia precisa a la Sagrada Escritura, ya que “cuarenta es el número simbólico con el que el Antiguo y el Nuevo Testamento representan los momentos principales de la experiencia de fe del Pueblo de Dios. Es una cifra que expresa el tiempo de la espera, de la purificación, del retorno al Señor, de la conciencia de que Dios es fiel a sus promesas, (…) un tiempo dentro del que es preciso decidirse a asumir las propias responsabilidades sin aplazarlas ulteriormente. Es el tiempo de las decisiones maduras”.

Benedicto XVI señaló que la Iglesia peregrina por el “desierto” (en alusión a la estadía de 40 días de Jesús en el desierto) del mundo y de la historia, formado por el aspecto negativo de la realidad.

Pero aclaró que para la Iglesia de hoy el tiempo del desierto puede transformarse en tiempo de gracia, ya que tenemos la certeza de que, incluso de la roca más dura, Dios puede hacer brotar agua viva que refresca y restaura”. Para terminar, el Santo Padre invitó a los fieles a encontrar durante este periodo de Cuaresma “nuevo valor para aceptar con paciencia y fe cualquier situación de dificultad, aflicción y de prueba, sabiendo que el Señor hará surgir de las tinieblas el nuevo día. Y si somos fieles a Jesús siguiéndolo por el camino de la Cruz, el claro mundo de Dios, el mundo de la luz, la verdad y la alegría, nos será dado de nuevo”.

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