viernes, 14 de octubre de 2011

80 años del Cristo de Río

El Cristo Redentor, el imponente monumento que corona el cerro del Corcovado, cumple 80 años con un aspecto radiante y como el símbolo de Río de Janeiro y la estampa más conocida de Brasil.

La estatua, de 38 metros de altura, inaugurada el 12 de octubre de 1931, y que da cobijo a un mirador situado a sus pies desde el que se contempla con esplendor el bello paisaje de la ciudad.

Enclavado en el corazón del Parque Natural de Tijuca, el Cristo Redentor se eleva por encima de los 710 metros de altura del Corcovado, considerado un lugar de peregrinación para los creyentes y un atractivo para los miles de turistas que suben cada año a su cumbre.

Pese a que su ejecución fue una iniciativa de la Iglesia católica para conmemorar en 1922 el centenario de la Independencia de Brasil, la estatua sólo fue inaugurada nueve años después y en 2007 fue elegida una de las siete nuevas maravillas del mundo.

En un claro desafío a la ingeniería por la estructura de la estatua, Heitor da Silva fue el encargado de diseñar el proyecto del Cristo, modificado con posterioridad para que el monumento, declarado en 2009 Patrimonio Histórico y Artístico de Brasil, alcanzase mayor visibilidad desde cualquier rincón de la ciudad.

La obra para levantar el monumento, de mil toneladas, fue calificada de "hercúlea" por las duras condiciones de construcción, sobre una base casi sin espacio para el andamio y en una cumbre en la que soplan fuertes vientos a la que entonces sólo se podía acceder por escarpados senderos o a lomos de una mula.

El Cristo recibe cada año la visita de cerca de 700.000 personas, que son conducidas a la cima del cerro en el Tren del Corcovado, un coqueto convoy que parte del barrio de Cosme Velho y discurre por una centenaria y empinada vía ferroviaria.

Una amplia lista de personajes entre los que hay papas, monarcas, políticos, científicos y artistas se han subido en alguna ocasión al tranvía del Corcovado, inaugurado en 1884 por Don Pedro II, emperador de Brasil.

El cardenal Eugenio Pacelli, secretario de Estado del Vaticano y futuro Papa Pío XII fue, en 1934, uno de los primeros personajes ilustres que ascendió al Cristo a bordo del famoso tren, que en otras ocasiones ha llevado a lo alto del cerro al Papa Juan Pablo II, a Albert Einstein, al expresidente brasileño Getulio Vargas, al rey Alberto de Bélgica o la princesa Diana de Gales.

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