lunes, 29 de agosto de 2011

Siervos de María recuerdan San Felipe bendiciendo pan y agua para los fieles

Ayer en la misa celebrada en el Santuario del Socavón, se recordó a San Felipe Benicio con la bendición del pan y el agua, recreando la obra que realizó el servita a la comunidad, quien con sus esfuerzos hizo que el pontífice reconociera la orden de los Siervos de María y ésta permaneciera hasta la actualidad.

En la eucaristía el padre Jairo de Jesús Salazar recordó en breves palabras la obra de San Felipe Benicio, quien fue seducido por el mensaje de Cristo escrito en la Biblia, entregándose al pueblo como siervo de María la Virgen.

Es ahí donde se encuentra la verdadera grandeza resaltó Salazar, puesto que es grandioso aquel que vive para servir y no ser servido, porque de esta manera el espíritu alcanza la verdadera gloria después de la muerte.

Con ese motivo Salazar bendijo los panes que se encontraban en el umbral del pulpito al igual que el agua, para luego ser distribuidos en la comunidad que presenció la misa para recibir la bendición de la Virgen del Socavón por medio de la mano del servita, mientras que de fondo se encuentra el lienzo de la Candelaria donde permanece serena y condescendiente con el pueblo orureño.

HISTORIA

San Felipe Benicio nació en Florencia-Italia el 15 de agosto de 1233, fue el quinto general de la orden de los Siervos de María, considerado como el máximo propagador de la obra por el gran impulso que le dio a esta orden.

Su vida está llena de prodigios y leyendas, por ejemplo, aún no tenía un año cuando llegaron algunos religiosos servitas a pedir limosna a la ciudad de Florencia y un niño al verlos exclamó milagrosamente, "éstos son los siervos de la Virgen".

La Orden de los Servitas fue fundada por siete ricos comerciantes de Florencia el 8 de septiembre de 1233 en el monte Senario (Monte de Nuestra Señora).

Según la leyenda, antes de fundar la orden habían pertenecido a una antigua sociedad en honor de la Virgen, llamada "Sociedad de Nuestra Señora". Ellos atribuían su servicio exclusivamente a la Virgen. De acuerdo a la afirmación de los propios servitas la Virgen es la fundadora de dicha orden.

El nombre de "Siervos de María" fue dado a la orden por la Virgen, lo mismo que sus reglas y el hábito según lo aseverado por Alejo Falconieri, uno de los fundadores de la Orden, cuyos testimonios fueron recogidos por Pietro de Todi, Superior General de los Servitas en los años de 1314 a 1340.

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