sábado, 20 de agosto de 2011

Papa: jóvenes no pasen de largo ante el sufrimiento

Benedicto XVI presidió ayer en el centro de Madrid el Vía Crucis, uno de los momentos más importantes de la Jornada Mundial de la Juventud, durante el cual exhortó a los cientos de miles de asistentes a que "no pasen de largo ante el sufrimiento".

"Queridos jóvenes, que el amor de Cristo por nosotros aumente vuestra alegría y os aliente a estar cerca de los menos favorecidos. Vosotros, que sois muy sensibles a la idea de compartir la vida con los demás, no paséis de largo ante el sufrimiento humano", afirmó.

Por primera vez en un Vía Crucis de la JMJ, el Papa presidió toda la celebración y cada estación estuvo representada por un "paso", obras de arte de la imaginería española de los últimos cuatro siglos, que salen en procesión durante la Semana Santa.

El Pontífice agregó que la pasión de Cristo impulsa a sus seguidores a cargar sobre los hombros el sufrimiento del mundo, "con la certeza de que Dios no es alguien distante o lejano del hombre y sus vicisitudes".

"La cruz no fue el desenlace de un fracaso, sino el modo de expresar la entrega amorosa que llega hasta la donación más inmensa de la propia vida", aseguró Benedicto XVI. El Vía Crucis transcurrió desde la plaza de Colón hasta la de Cibeles a través del paseo de Recoletos, en el centro de Madrid, y la Cruz de los Jóvenes fue en procesión durante todo el recorrido.

La llevaron en cada estación un grupo de diez jóvenes de otros tantos países donde la Iglesia sufre, bien por persecuciones, calamidades naturales o casos de pederastia. Fueron jóvenes de España, Tierra Santa, Egipto, India, Irak, Brasil, Italia, Albania, Ruanda, Burundi, Francia, Jordania, Haití y Japón.

Con la presencia de los jóvenes españoles se quiso recordar el terremoto que azotó a la ciudad de Lorca, que causó nueve muertos. Con los japoneses se recordó el fuerte terremoto y posterior tsunami que se cobró varios miles de fallecidos.

CRISTIANISMO El papa Benedicto XVI expresó ayer su preocupación por la necesidad que tienen los jóvenes de hallar salidas a su insatisfacción y denunció "una especie de eclipse de Dios" o rechazo al cristianismo y negación de la fe que experimenta la sociedad actual.

Estas preocupaciones y denuncias centraron los encuentros que el Obispo de Roma mantuvo ayer con el rey Juan Carlos de España y con casi tres mil monjas y profesores universitarios durante la segunda jornada de la visita que realiza a Madrid para presidir -hasta el domingo- la XXVI Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

CON LOS REYES Benedicto XVI, que según el portavoz vaticano, Federico Lombardi, está "muy contento" por la "acogida espléndida, en un clima de alegría, favorable, muy positivo" que ha tenido en Madrid, acudió a primera hora del día al palacio de La Zarzuela donde mantuvo un encuentro privado con el rey y con la familia real.

Tras el saludo y un intercambio de regalos entre el Papa y los miembros de la Familia Real, el rey y Benedicto XVI mantuvieron una conversación privada durante la cual, según fuentes de la Casa del Rey, compartieron su preocupación por los problemas de la juventud actual y coincidieron en la necesidad de encontrar salidas a la insatisfacción que muestran los jóvenes actualmente en el mundo.

Apuntes.

La ciencia

En la basílica del Monasterio de El Escorial, el Papa habló para 1.200 jóvenes profesores universitarios ante quienes advirtió de los "abusos" de una ciencia "sin límites" y aseguró que cuando se elimina toda referencia a Dios se puede llegar al totalitarismo político y que por ello la universidad es la que preserva de esa visión reduccionista y sesgada del ser humano.

Benedicto XVI, teólogo y durante 25 años profesor universitario, expresó su satisfacción por encontrarse con sus colegas, de quienes dijo que prestan una espléndida colaboración en la difusión de la verdad, "en circunstancias no siempre fáciles".

El almuerzo

A su regreso a Madrid, Benedicto XVI compartió la hora del almuerzo con doce jóvenes de los cinco continentes asistentes a la JMJ, entre ellos un ecuatoriano y una estadounidense.

En horas de la noche de ayer volvió a hablar ante los miles de peregrinos que le esperan en la ciudad.

Protestas de laicos son “marginales”

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, calificó ayer como "marginales" los incidentes registrados en Madrid tras la manifestación laica contraria al empleo de fondos públicos en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y la visita del Papa a Madrid.

"Estamos a favor de la libertad de expresión, que es posible en los países democráticos y a favor de que cada uno pueda expresarse libremente", señaló Lombardi en un encuentro con la prensa, en referencia a los altercados que se produjeron el miércoles, víspera de la llegada del papa, entre peregrinos y manifestantes laicos.

Agregó que "naturalmente apreciamos la convivencia civil y ordenada, en las que se manifiesten las opiniones de manera compatible con el desarrollo de la vida social y política".

El director del comité ejecutivo de la Jornada Mundial de la Juventud de Madrid, Yago de la Cierva, señaló que no están preocupados por esos altercados, que confían en las fuerzas del orden españolas y subrayó que hay que distinguir entre los "indignados" del 15-M y la manifestación laica.

Sobre el papa, Lombardi dijo que Benedicto XVI está "bien" y "muy contento" por la acogida recibida.

Con Zapatero, ayer, habló de economía

El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, conversó ayer durante media hora con Benedicto XVI sobre las relaciones bilaterales entre España y la Santa Sede y la situación económica internacional.

Según informó el Ejecutivo, en el encuentro, celebrado en la sede de la Nunciatura en Madrid, Zapatero y el Papa constataron que las relaciones son intensas desde el punto de vista institucional y reiteraron la vigencia de los acuerdos entre España y la Santa Sede.

También abordaron la situación económica en Europa, y Zapatero expresó el compromiso firme de España de aplicar con eficacia las medidas de ajuste adoptadas, así como de trabajar por una mayor gobernanza económica europea y reforzar la coordinación internacional.

Trataron la dramática situación humanitaria en el Cuerno de África, en particular la terrible situación de hambruna entre los niños en Somalia. En este sentido, hicieron un llamamiento a la comunidad internacional para que haga llegar cuanto antes la ayuda necesaria, así como a las autoridades responsables para que faciliten la distribución de dicha ayuda.

Acerca de las revueltas en el mundo árabe, el presidente del Gobierno español le transmitió al pontífice su convencimiento de que una sociedad árabe democrática es la mejor garantía para la libertad religiosa.

En cuanto a Oriente Medio, donde tiene lugar una intensificación de la violencia tras los atentados del jueves en Israel y la represalia de este país contra la franja palestina de Gaza, Zapatero y Benedicto XVI coincidieron en que la comunidad internacional debe redoblar sus esfuerzos y que la única salida posible es la negociada diplomáticamente.

Durante la reunión sostenida ayer entre las dos autoridades, hablaron de otros asuntos de actualidad, como la matanza cometida en Noruega contra jóvenes, y coincidieron en su preocupación por el ascenso de una ideología xenófoba que atenta contra los valores de libertad religiosa y convivencia característicos de la sociedad europea.

Con y contra Benedicto XVI y su visita a España

Francesc-Marc Alvaro / LA VANGUARDIA Las disputas en la calle entre peregrinos católicos y militantes laicistas tienen un tufillo insoportable a los años treinta del pasado siglo XX. Enric Juliana, agudo observador desde Madrid, sostiene que son simulacros, pero yo detecto más arqueología y más vacío que otra cosa. La izquierda española tira de Papa para intentar una movilización que, después, en las urnas, no se produce. Paradoja que quema. Es más fácil, por lo visto, ponerse de acuerdo contra Benedicto XVI que a favor de una reconstrucción seria del espacio socialdemócrata que explique, sin disimular, que la continuidad del bienestar colectivo exige enfoques nuevos y cambios profundos de mentalidad. Pienso en ello mientras hablo con un sobrino del tío Baixamar, un chico de veintiún años que tomó parte activa en las protestas de los indignados en su pueblo y que se declara públicamente católico. Este muchacho tiene ahora un gran problema. No sabe si está con o contra Joseph Ratzinger, el jefe de la confesión que él, con más o menos sentido crítico, practica. Le veo desconcertado.

Desde mi agnosticismo respetuoso y atento -la fe es un misterio que se me escapa- le pregunto qué piensa de los insultos contra el Santo Padre el otro día en la Puerta del Sol. "Están mal -responde el sobrino de Baixamar-, porque son ataques que lo mezclan todo, a mí no me gusta que se insulte para defender una idea". ¿Con quién se manifestaría él? inquiero acto seguido. "Es que–mueve los brazos arriba y abajo para explicarse– yo estoy muy lejos del Vaticano y de todas estas cosas; como cristiano de base no me siento muy representado por la jerarquía, querría normas diferentes, más apertura". Le escucho con gran interés, sobre todo cuando no dice nada sobre los laicistas. Es un joven despierto, estudia química y despotrica de todos los políticos. Me cita, de paso, a los teólogos de la liberación y tiene constantemente la palabra valores en la boca. Queda claro que cree en Dios, en la revolución y que querría fundir una cosa con la otra. Lo cree más que lo piensa.

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