domingo, 21 de agosto de 2011

MULTITUDINARIA VIGILIA CON EL PAPA


Acogido como una estrella del pop, el papa Benedicto XVI se reunió ayer con cerca de dos millones de jóvenes de todo el mundo en la madrileña base aérea de Cuatro Vientos, un recinto de más de 120 hectáreas, el equivalente a 48 campos de fútbol, para la vigilia, considerada el momento más importante y sugestivo de la Jornada Mundial de la Juventud.

En la vigilia, deslucida por una fuerte tormenta de verano y un vendaval, denunció el relativismo que "desprecia" a Dios.

El Pontífice exhortó a los jóvenes a no tener miedo ni al mundo, ni al futuro ni a sus debilidades y reiteró una vez más la indisolubilidad del matrimonio, precisando que el único válido es entre un hombre y una mujer.

Durante la vigilia descargó una fuerte tormenta y un vendaval que refrescó la calurosísima noche madrileña y obligó a interrumpir al papa su discurso cuando sólo llevaba dos párrafos leídos.

El viento llegó a arrebatarle el solideo y siete personas resultaron heridas al caer unos toldos.

Mientras tanto, en medio de esa fuerte lluvia que empapó a todos y obligó al papa a refugiarse tras varios grandes paraguas, los jóvenes no cesaron de cantar y expresarle su apoyo.

Al reanudar la ceremonia, el Obispo de Roma les dio las "gracias por "esa alegría y resistencia".

"Nuestra fuerza es mayor que la lluvia. Gracias. El Señor con la lluvia nos manda muchas bendiciones", agregó el papa, que una vez concluida la vigilia les volvió a agradecer "el gran sacrificio" y dio que era maravilloso el ejemplo que dieron.

El Pontífice reanudó la lectura del texto, pero solo la parte de los saludos en diferentes idiomas.

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, dijo que se daba por leído todo, a la vez que subrayó que el papa había mostrado su "admiración" por los jóvenes españoles.

La vigilia comenzó con la entrada de la cruz de la Jornada Mundial de la Juventud, entregada por Juan Pablo II a los jóvenes en 1984, que fue colocada en la parte superior del altar, un inmenso escenario de 190 metros de largo y 20 metros de altura.

Un árbol de 40 metros, que simboliza a Cristo, presidió el escenario, del que se elevó, a través de un ingenio mecánico, la Custodia de Juan de Arce, una de las más importantes obras de la orfebrería española, que se guarda en la catedral de Toledo, en el momento en que se oró al Santísimo. Ayer, en su tercer día en Madrid, el papa confesó a cuatro jóvenes y ofició una misa para seminaristas.

Fe, matrimonio y celibato

En su discurso, Benedicto XVI afirmó que la fe no se opone a los ideales más altos, "al contrario los exalta y perfecciona", e invitó a los jóvenes a no conformarse "con menos que Cristo".

"Precisamente ahora en que la cultura relativista dominante renuncia y desprecia la búsqueda de la verdad, que es la aspiración más alta del espíritu humano, debemos proponer con coraje y humildad el valor universal de Cristo como salvador de todos los hombres y fuente de esperanza por nuestra vida", escribió.

Sobre el matrimonio señaló que es un proyecto de amor "entre un hombre y una mujer" y reiteró su "indisolubilidad".

Reiteró el celibato sacerdotal y pidió a los seminaristas que no se dejen intimidar "por un entorno en el que se pretende excluir a Dios y en el que el poder, el tener o el placer a menudo son los principales criterios por los que se rige la existencia".

Les exhortó a afrontarlo "sin complejos ni mediocridad", pero solo si están firmemente persuadidos del llamado de Dios.

Pormenores

• Cinco jóvenes, uno de ellos una alemana no bautizada, preguntaron al papa quién es Cristo, cómo vivir el matrimonio cristiano, qué hacer para no renunciar a los ideales y ser testigos de Cristo.

• A la vigilia asistieron los Príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia.


• La mayor parte de los jóvenes pasará la noche en el aeródromo para asistir hoy a la misa con la que Benedicto XVI clausurará esta XXVI Jornada Mundial de la Juventud.

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