viernes, 6 de mayo de 2011

El Cristo que peregrinó al pie del Illimani

Caminos serpenteantes de tierra y rocas, más de cuatro horas de viaje y un ascenso de casi una hora al pie del Illimani, fueron parte de una aventura movida por la fe de un grupo de devotos del Señor de la Sentencia. El cuadro del siglo XIX con su imagen peregrinó alrededor de 90 kilómetros y ascendió en pocas horas más de 4.700 metros.

Un grupo de aventureros devotos del Señor de la Sentencia organizó la peregrinación al pie de uno de los nevados más emblemáticos de La Paz: el Illimani, en la que fue la primera y probablemente última experiencia en su tipo, ya que en los siguientes días el cuadro original será entronizado en el nuevo templo ubicado en la zona de Villa Armonía. De repetirse la peregrinación, se realizaría con una réplica.

Cada 17 de mayo se celebra el primer milagro atribuido a la imagen del Señor de la Sentencia. En el marco de su conmemoración, hoy, a las 14:30, se realizará una misa en la Catedral Metropolitana de La Paz y una posterior procesión al templo de Villa Armonía, lugar al que pertenece el cuadro y que lleva el mismo nombre de Cristo.

Fe y aventura

Entre los muchos devotos del Señor de la Sentencia está Juan Pablo Ando, un guía turístico de montaña desde hace 30 años y que tiene un albergue en construcción en Puente Roto, al pie del Illimani.

Fue él quien junto al párroco del templo del Señor de la Sentencia de Villa Armonía, Marcelino Chuquimia, organizaron la peregrinación con el objetivo de agradecer por el agua, fruto del deshielo del nevado que sirve para la actividad agrícola que alimenta a los paceños, también por el descanso de las almas que perdieron la vida en la montaña y para bendecir desde las alturas a la ciudad de La Paz.

Con esa fe, la peregrinación se realizó el 30 de abril. El cuadro, que muestra a un Cristo doliente con el torso desnudo, las manos amarradas sosteniendo una caña y un rostro coronado de espinas, viajó junto a una veintena de fieles desde La Paz, a los que se unieron otra decena de la población de Cohoni y sus alrededores.
El punto de salida fue la parroquia de Villa Armonía. Desde ahí dos camionetas y una vagoneta se dirigieron hasta el sur de la ciudad para llegar a Tahuapalca, un lugar que está a casi 2.400 metros de altura. Desde allí, el ascenso continuó por horas hasta llegar a Cohoni, a 3.800 metros de altura. En el camino se ven terrazas precolombinas utilizadas para la siembra, el cuartel del Mariscal Andrés de Santa Cruz y la silueta del Illimani, todo rodeado de un paisaje cálido, acompañado de los sonidos de decenas de pequeños loros que vuelan por los sembradíos.

Desde Cohoni se asciende alrededor de 15 kilómetros por un camino rocoso y difícil, hasta llegar a Puente Roto. No es raro encontrar enormes rocas que bloquean el camino. En ese lugar, la inmensidad del Illimani es imponente y mientras despejaba la niebla, el cuadro del Señor de la Sentencia fue fotografiado por primera vez cerca al nevado.

Misa a 4.700 metros

Al llegar a Puente Roto se observa la parte este del Illimani. Desde ahí el ascenso a la montaña se hizo a pie alrededor de 45 minutos, para llegar a un punto semiplano a los 4.700 metros de altura y celebrar la misa junto al Señor de la Sentencia.

El ascenso fue difícil, por lugares empinados y sendas con piedras menudas de la laja, pero al dirigir la vista hacia la punta del Illimani, la nieve se dejó contemplar en todo su esplendor, acompañado por un imponente cóndor que ese momento sobrevolaba el cielo.

El agua fruto del deshielo se abría paso entre las piedras algo rojizas y su sonido se hacía cada vez más fuerte, mientras que Ramiro Salas cargaba el cuadro cuesta arriba, bajo el sol de mediodía. Una vez en el lugar, la misa se realizó junto a los sacerdotes Chuquimia y Richard Lipacho.

Chuquimia -también párroco del templo de Cohoni- dijo que “Jesús obra a través de nosotros, creo que él está en todas partes y hace que surjan estas ideas para demostrarnos que quiere bendecir toda esta planicie y lo que va más allá, hasta llegar a la ciudad de La Paz, El Alto y el lago Titicaca. Con su mirada (desde aquí) el señor va bendiciendo todo”.

Junto a una mandolina, un bombo, una guitarra y cantos en aymara que intervenían en la celebración religiosa y un cielo completamente despejado, el cuadro fue elevado para bendecir el horizonte. “Tengan fe que todo es posible, así como fue posible que su imagen llegue hasta aquí”, concluyó Chuquimia.

Al finalizar la misa, los fieles compartieron un apthapi con autoridades originarias de Cohoni, para luego descender hasta Puente Roto, al finalizar la tarde.

El camino de retorno no sería fácil. Los vehículos sufrieron varios desperfectos y falta de gasolina, lo que retrasó por varias horas la llegada a La Paz. La recompensa fue un cielo completamente estrellado que iluminó la noche, mientras los ojos, algo cerrados del Señor de la Sentencia, parecían descansar después de un día ajetreado.

El Señor de la Sentencia y su primer milagro
El 17 de mayo de 1958, el cuadro del Señor de la Sentencia -entonces llamado Señor de la Caña- sería el medio para que se realice un milagro.

Una mujer que vivía en una hacienda, en lo que hoy es Villa Armonía, desahuciada por los médicos rezó ante la imagen del Cristo y se encomendó a él junto a su familia. Con el tiempo su salud empeoró y fue así que mientras tres pequeñas oraban, una de ellas dirigió su mirada a la imagen, viendo caer de la herida de su costado agua y luego sangre.

El hecho logró, según consta en archivos, que la señora Ada Saavedra se cure y viva hasta hace pocos años. “Así fue que la imagen ganó innumerables fieles que la buscaban porque la consideraban milagrosa, luego ésta fue trasladada al primer templo de Villa Armonía”, cuenta el padre Marcelino Chuquimia.

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