viernes, 22 de abril de 2011

El poder de la oración

La oración es poderosa porque se funda en la promesa de Jesús, que concederá lo que se le pida en el nombre de su hijo, explica el sacerdote Alfredo Spiessberger.
Es la llave que abre las puertas del cielo para conseguir una relación personal con el todopoderoso, indica el pastor David Lladó.
La oración es la respiración del alma. Es la expresión de la unión vital con Dios, indica el canciller de la Arquidiócesis cruceña, Raúl Arrázola.
A propósito de este detalle de la espiritualidad, que ahora en la Semana Santa recobra fuerza invitando a la reflexión, San Agustín solía decir que “la oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios”.

Vidas cambiadas
Josefa Araúz (45) enfermó de cáncer y los médicos le dieron pocas esperanzas, puesto que su mal estaba avanzado. Sin embargo, pese al diagnóstico ella nunca dejó de pedir con fe a Dios que la sanara. Fue así, que al cabo de poco tiempo, ella estaba completamente sana y hoy da gracias al Todopoderoso y anima a las mujeres que pasan por su misma situación a orar y a creer en que para Dios no hay nada imposible.
José Fernández, joven de 29 años que trabaja como ayudante de albañil en la Pampa de la Isla, relata que hace poco, apretado por dificultades económicas y de salud, en vez de lamentarse por su situación, comenzó a orar en silencio y mientras más hablaba con Dios, sentía mayor tranquilidad. Ahora que está regularmente bien con un trabajo estable considera que rezar con fe y esperanza permite alcanzar todos los anhelos de su corazón.

Otras historias
Patricia estaba a punto de dejar a su esposo Guillermo porque bebía mucho, aunque era un hombre responsable en su trabajo, y proveía todo para su casa y su familia, cuando tomaba perdía los estribos y comenzaba a maltratar verbalmente a su esposa y a sus hijos, situación que ya se había tornado insostenible.
Un día ella escuchó en un programa televisivo que Dios podía cambiar su vida y a su familia. Fue entonces que decidió comenzar, junto con sus hijos, a orar con fe y a clamar para que su marido dejara la bebida. Al cabo de unos meses Guillermo era otro hombre. “Todo fue gracias a la oración y a la fe que tuve en que Dios lo iba a hacer posible”, relata y agrega que es importante que las mamás enseñen y transmitan a sus hijos el poder que tiene la oración.


Lucy Araúz afirma que lo primero que hace cada día es dar gracias a Dios y pedirle su guía. Agrega que cuando se encuentra en dificultades recurre a la oración y pese a las circunstancias tan adversas que le ha tocado enfrentar, encuentra la paz que necesita su alma. Por ello, convoca a las personas a buscar al Señor no sólo en Semana Santa, sino a diario.

El pastor Fabricio Roca afirma que la oración, es una forma de comunicarse con el Señor, pero agrega que ese diálogo con Dios debe estar acompañado por la fe de que todo lo que se le pida a Dios, él lo concederá, porque al que cree todo le es posible, como dice la Biblia.
Aconseja primero pedir perdón a Dios por los errores y pecados cometidos. Luego hay que agradecerle por todas las cosas que él nos da y finalmente, compartirle nuestras necesidades y las de las personas que nos rodean.
“Sin la oración mental frecuente, sin orar a solas o en comunidad, me sentiría como una hoja seca desprendida del gajo fácil, presa de los vientos y de las tentaciones de toda índole”, manifiesta el padre Leo Zechner Mader.
Por su parte, el sacerdote Marcos Rinderer asegura que ora siempre porque quiere comunicarse con Dios y contarle cómo está y cómo se siente.

Relación

Santa Teresa de Jesús decía que la oración, como la amistad, es un camino que empieza un día y va en progreso. “El orante comienza a tratar al amigo que le ha amado desde toda la eternidad, y así empieza a conocerle, a amarle, a entregarse en una relación que sabe no finalizará nunca, pues en la otra vida será un trato ‘cara a cara’ y en felicidad infinita y perpetua”.

Sin fronteras
Al margen de las religiones, la oración en sí tiene un gran poder, a veces tan inmenso que trasciende las distancias, las culturas, las edades, los tiempos, los sexos, los géneros y desde luego las posiciones económicas, cita un texto acerca del valor de la religiosidad.

Saber pedir
Por cuestiones de deficiente enseñanza, a menudo se incurre en errores de concepción cuando se habla de la promesa de Jesús, del pedir para recibir.
Arrázola señala que muchos tienen la idea de que Dios está lejos en las alturas y hay que alcanzarle con esforzados ruegos para que nos haga llegar su favor desde allá arriba.
Agrega que habitualmente se pretende mover a Dios para que nos resuelva los problemas, mientras nosotros esperamos el favor o el milagro sin utilizar nuestros dones, sin saber siquiera que los tenemos.
Muchos cristianos pretenden conseguir de Dios lo que ellos mismos no quieren hacer, sin esforzarse ni poner el más mínimo esfuerzo para conseguir sus objetivos y eso debe cambiar, coinciden los religiosos.

Auxilio
Existen muchos ejemplos de los beneficios de la oración en diversas circunstancias, por eso aconsejo rezar mucho, señala el padre Mateo Bautista, coautor de un libro sobre el cuidado de la mente, y que dedica su ministerio a la Pastoral de la Salud en los diferentes hospitales cruceños.

Beneficios de la oración
Sacerdotes, pastores y religiosos coinciden en señalar que la oración:

• A medida que aumenta nuestra amistad con Él, más deseos tenemos de conversar y acercarnos a Dios en oración.

• Si alguna vez tenemos ansiedad, preocupación o nerviosismo, tratemos de hablar con Dios. Nuestra sola conversación con el Todopoderoso nos dará gran calma interior. Tendremos más equilibrio y dominio propio.

• Nos da seguridad. Quita nuestros temores y nos ayuda a vivir más confiados. Nos da la certeza de que Dios envía a sus ángeles protectores para librarnos de peligros y agresiones.

• Nos da fortaleza espiritual. Nos hace fuertes frente a la tentación. Nos da la capacidad para no contagiarnos con el mal circundante, y para influir favorablemente sobre los demás.

• Nos enseña a ser agradecidos. No solo debemos orar para pedir, sino también para agradecer. “Sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda ocasión y ruego, con acción de gracias” (Filipenses 4:6).

• Todas nuestras oraciones deberían incluir una expresión de gratitud a Dios. Y por acostumbrarnos a proceder así, finalmente nos volvemos agradecidos con Dios y con los que nos rodean.

• Nos ayuda a conocernos a nosotros mismos. Exige que nos examinemos para descubrir nuestras necesidades, a fin de presentarlas luego ante Dios. El solo examen de nuestra propia conciencia nos ayuda a crecer psicológica y espiritualmente.

• Acrecienta nuestra fe. Debemos pedir con fe, no dudando... señala la Biblia.

• Nos hace amigos de Dios, nos hace sentir acompañados por él y ahuyenta nuestra posible soledad y nos proporciona paz interior.

Hablar con Dios

“Velen y oren, para que no caigan en la tentación”. (Jesús)

“La oración es tan necesaria, como la respiración en la vida corporal” (San Benito).

“Piden y no reciben, porque piden mal, para gastarlo en sus codicias” (Santiago 4-3).

Para que la oración sea infaliblemente escuchada por Dios (Jn 9-31) deberá estar acompañada de cuatro cualidades: sinceridad, humildad, confianza y perseverancia.

Es preciso orar en todo tiempo y no desfallecer (Lc 18-1).

“Dios no manda imposibles, pero quiere que hagamos lo que podamos y pidamos lo que no podemos”. (Concilio de Trento)

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