lunes, 13 de diciembre de 2010

‘Habrá sitios donde no se citará a Dios’: Cardenal

El cardenal Julio Terrazas aseguró ayer, en la homilía de la misa desde Santa Cruz, que a pocos días de la conmemoración de la llegada de Jesús y la celebración de la Navidad, habrá  lugares donde no se podrá hablar de Dios en público.
“Dios sigue educando la fe de sus creyentes, a pesar de los pesares, habrá lugares donde no se pueda hablar en público de Dios, pero en el corazón, en la mente, en el espíritu, nadie puede cerrarnos a hablar de ese Dios que nos trae la libertad (...)”, señaló Terrazas en la homilía celebrada ayer.
Agregó que "el gozo y la alegría nos van a acompañar; la tristeza y los gemidos se van a alejar; ése es el cuadro que pinta Isaías,  educando la fe de su pueblo, esto es importante que nosotros lo captemos”.
El Cardenal también reflexionó sobre la Navidad, que en su criterio se llena de música, regalos y cosas materiales que provocan diversiones, en lugar de que sea una fecha para concentrarse más en aquello que es auténtico y verdadero, que es la alegría de que el Señor Jesús está cerca otra vez.
“Ese Dios es el que llega en Navidad en forma de un niño, de algo sencillo, de algo humilde, no es alguien que viene con carrozas o con amenazas”, añadió.
Terrazas recordó que Jesús es alguien que va a buscar un pesebre, para desde allí “recordarnos a todos que las buenas y auténticas noticias no son las que se propagan por todos lados como promesas que van sojuzgando, sino que las promesas del Señor son aquellas que salvan, que dan verdadera alegría a todos, pero especialmente a quienes sufren, a quienes son pobres".
En el tercer domingo de preparación a la Navidad, en el tiempo de adviento, el prelado  señaló que hay que preparar la festividad. El domingo pasado se invitó a la conversión, a cambiar de rumbo, de vida, en el espíritu de Dios, “ese espíritu de sabiduría y de entendimiento que nos invitaba a renovar totalmente la mente y el espíritu”.
"Hoy se nos invita de manera especial a una espera llena de alegría y esperanza, una espera del Señor en la que realmente él tenga la oportunidad de darnos esa alegría que todos necesitamos, para combatir un mundo tan lleno de tristeza”, aseveró.

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