viernes, 10 de abril de 2009

El milagro de Jesús es abrir los ojos de la humanidad

Qué haría Jesús si naciera en este tiempo? ¿Qué ciudad escogería? ¿Cuál sería su modo de actuar ante la situación que hoy vive la humanidad?

Estas preguntas obligan a analizar múltiples respuestas, más aún sabiendo que, gracias al análisis de historiadores, religiosos, teólogos y científicos se sabe que fue “un revolucionario”.

Este personaje incomodó a los romanos, ingresó con paso firme en la ciudad de Jerusalén en momentos en que la sociedad sufría las desigualdades sociales y cuando las leyes, inclusive las religiosas, se habían convertido en un poder alejado de la esencia humana. Jesús cuestionó a sacerdotes y políticos con su forma de vivir y actuar; marcó así e indeleblemente la historia de la humanidad, dividiéndola en un antes y un después.

Jesús es la persona más analizada y estudiada de la historia, y es el eje de la religiosidad de muchos pueblos. “Hombre, rebelde, hijo de Dios, político, líder”, son algunos de los calificativos que se asocian a su figura.

Cristianos, protestantes, agnósticos, ateos, entre otros, se han planteado y se plantean las preguntas: ¿Quién era en verdad Jesús? ¿Qué tan pacífico fue su mensaje? ¿Cómo vivió?

Un hombre pobre y milagroso

El sacerdote católico Mateo Garau, ayudante del director espiritual del colegio San Ignacio en La Paz, dice que una primera faceta de la vida de Jesús que sorprende es cómo el “salvador del mundo”, el elegido por Dios, nació en un país pobre, no soberano que dependía del Imperio romano y “en el seno de una familia campesinita de clase muy baja”.

Si bien, explica Garau, los evangelios nunca pretendieron ser una historia auténtica con todos los detalles, sí dan un mensaje religioso profundo sobre la vida de Jesús. En ellos se conoce a un hombre que nace, “según nuestra fe cristiana”, por una revelación divina en la Virgen María, “sin intervención del varón y sólo por obra de Dios”.

Como el niño necesitaba un papá terrenal, “el Señor escoge también a un hombre de la clase social más humilde, carpinterito de pueblo de quinta categoría, llamado José. Un hombre de corazón recto y puro”.

Grandes angustias debió vivir José al ser novio de María y enterarse de que su enamorada estaba embarazada, comenta.

“Pero Dios actuó con lo que el evangelio llama el Ángel del Señor”, y le dijo a José: “No temas, lo que hay en tu novia viene del Espíritu Santo; llévala a tu casa, cásate con ella y tú le pondrás el nombre de Jesús a este niño porque él será el que salve a su pueblo de los pecados”.

El nombre de Jesús, Yhesua, (en hebreo), en el Antiguo Testamento, significa “salvador”.

Un líder que se enfrenta

Ricardo Zeballos, sacerdote y docente de la Universidad Católica Boliviana, analiza al Jesús adulto que se rebela ante su realidad y se convierte en un líder que vino a “incomodar” a los romanos y plantear nuevos esquemas de vida en la sociedad en ese tiempo que se regían por leyes “que sojuzgaban al hombre, cobraban impuestos injustamente, ponían en el último eslabón de la sociedad a la mujer, entre otros”.

Contrariamente a lo que piensa la mayoría de la gente, añade Zeballos, del mensaje de Jesús se debe rescatar que, en ningún momento, vino a hablar de paz en el sentido de comodidad, de inacción.

“Al contrario vino a ‘encender el fuego’ y a ayudar a la gente a ver que era tiempo de analizar lo que estaba pasando y a abrir los ojos ante tantas injusticias”.

Su prédica la imparte en un tiempo de extrema pobreza y desigualdad. Esto no solamente dañaba y destruía la unidad familiar, la de las comunidades (porque tenían que vender su tierra, empeñar sus cosas, migrar), también convertía a la gente en esclava por sus deudas, la exponía a las enfermedades y la muerte. “Nadie los ayudaba, pues según la Torah, si estaban enfermos era porque algo habían hecho mal y Dios los estaba castigando”, indica Zeballos.

Jesús se empieza a cuestionar esta realidad siendo aún un niño, como refleja el episodio del templo según el evangelista Lucas. Asume así la misión de cambiar las cosas y “abrir los ojos de la gente que estaba siendo engañada con teorías y leyes que no los ayudaban”. Empieza a curar, “no sólo a devolverles la vista física, sino a empujarles a ver su realidad. Da la voz a quienes no podían reclamar justicia y decide que el cambio ya llegó”.

Con su propia vida empieza a desafiar, con su propia vida mostraba lo que estaba haciendo daño a la sociedad. “Con su cuerpo, su voz, su cercanía a la gente, sus caricias, su ternura y esa voz y la originalidad que tenía para encontrar palabras, empieza a encaminar a la gente”.

¿Fue pacífico su mensaje?

Según los críticos y científicos del programa La vida Desconocida de Jesús (Discovery Channel), se debe recordar que Él terminó su recorrido en una ciudad de gran tensión, con sentimientos religiosos y políticos muy fuertes. Y Zeballos sostiene: “Llegó a un lugar a predicar sobre un reino, no sobre dinero ni apellidos, sino un reino de Dios que está en las personas; un reino que se debe respetar tanto como al ser humano”.

Desafió las creencias en contra de la mujer y se les unió, trabajó al lado de ellas y por ellas. Trabajo más por una “verdadera fe” que era la de pensar en el prójimo, coinciden los consultados. 

Para comprender mejor el contexto en el que actúa Jesús, hay que saber, como se ha dicho, que Jerusalén atravesaba un momento de enorme. Era una ciudad con más de 100 mil habitantes, distintas religiones y figuras del poder que no daban lugar a la discusión. Ésa fue la situación a la que se enfrentó.

Cuando entra en la ciudad y es recibido como el Rey de los Judíos, es cerca de Pascua, la fiesta más representativa del lugar.

Jesús sabía bien lo que le podía suceder. Discovery, en su seguimiento científico, apunta que otros líderes judíos que le antecedieron habían sido muertos, crucificados como “una advertencia pública para otros que cometiesen el crimen de rebelarse. Jesús lo hizo de todas maneras.

Los sacerdotes se preguntan si, en el mundo actual, con problemas parecidos a los de Jerusalén e inclusive mayores, ¿se escucharía a Jesús o se lo crucificaría?

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